Las poblaciones devida silvestre, como aves, mamíferos, peces y otras formas de vida que son monitoreadas por diversos proyectos científicos disminuyeron en un 69 por ciento entre 1970 y 2018 de acuerdo al informe “Planeta Vivo 2022”, difundido este jueves por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por su sigla en inglés).
El relevamiento destaca que la región de América Latina y el Caribe cuenta con la mayor disminución de las poblaciones de vida silvestre monitoreadas a nivel mundial, con una disminución promedio del 94 por ciento entre 1970 y 2018.
En todo el mundo, el informe indica que las principales causantes de la disminución de las poblaciones de vida silvestre son la degradación y pérdida del hábitat, la explotación, la introducción de especies invasoras, la contaminación, el cambio climático y las enfermedades.
Las poblaciones de agua dulce han disminuido más en comparación con otros grupos de especies, con una disminución promedio del 83 por ciento entre 1970 y 2018.
La nueva edición del informe, difundida en Argentina por Fundación Vida Silvestre, analiza el estado mundial de la biodiversidad, y advierte a los gobiernos, a las empresas y a la sociedad la urgencia de tomar medidas transformadoras que reviertan su destrucción.
“De la misma forma que es necesario disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, es urgente revertir la pérdida de biodiversidad y el declive y degradación de los ecosistemas. El Informe nos da información esencial para restablecer nuestra relación quebrada con el mundo natural y muestra lo apremiante que es integrar principios de justicia ambiental y social en el centro de los cambios. En el marco de la próxima conferencia de biodiversidad COP15 de la ONU, es prioritario impulsar un plan global que, como el Acuerdo de París, tenga como meta revertir las pérdidas y mejorar la salud de las poblaciones silvestres y los ecosistemas”, destacó Luis Germán Naranjo, director de Conservación de WWF Colombia.
En el informe se muestran los resultados del monitoreo a casi 32.000 poblaciones de 5.230 especies del planeta y ofrece la imagen más nítida sobre su evolución con que se cuenta hasta ahora.
El parámetro de medición es el Índice Planeta Vivo (IPV), el cual hace un seguimiento de la abundancia en poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios. La relevancia de las tendencias registradas es que muestra una instantánea de los cambios en los ecosistemas y alerta sobre su estado de salud. De igual forma, el IPV permite observar medidas de éxito cuando se aplican políticas de conservación adecuadas.
En cuanto a especies, las poblaciones de agua dulce muestran un mayor descenso general en el ámbito mundial con un 83%. Por citar un ejemplo, una de las poblaciones evaluadas es el delfín rosado del Amazonas, que sufrió una disminución del 65% debido al aumento de la pesca selectiva, así como a las presiones impuestas por el rápido crecimiento de la población humana.
La mitad de los corales del planeta se han perdido, lo que genera impactos negativos en otras especies, ya que albergan un cuarto de todas las especies marinas y dan soporte a una compleja cadena trófica que nos incluye.
Así también, la abundancia en el mundo de 18 de las 31 especies de tiburones y rayas oceánicas se han reducido un 71% en los últimos cincuenta años. En clave local, en el Mar Argentino existen unas 12 especies de grandes tiburones, presentes tanto en las costas, en mar abierto, como en las profundidades. Entre ellos el Escalandrún, uno de los representantes por excelencia de nuestras costas, que en la actualidad se encuentra en peligro crítico de extinción.
Los principales factores directos identificados como responsables de la degradación de los sistemas terrestres, marinos y de agua dulce son los cambios de uso del suelo, la sobreexplotación de la flora y la fauna, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras.
El Informe sostiene que la doble crisis ambiental se puede mitigar con el aumento de los esfuerzos de conservación y restauración, la producción y el consumo de alimentos de forma más sostenible, y la rápida y profunda descarbonización de todos los sectores.
Los 89 autores que participaron en la redacción e investigación de este informe piden a los responsables políticos que transformen las economías para que los recursos naturales se valoren adecuadamente.
Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina, reforzó que “necesitamos con urgencia pasar a prácticas sostenibles en la agricultura y los sistemas alimentarios, como también en la pesca, energía y minería, hasta en la infraestructura y la construcción. Es preciso que los gobiernos se comprometan con acciones ambiciosas y transformadoras en estos sectores productivos claves, para asegurar un planeta positivo para la naturaleza para 2030“.