Durante gran parte del año, quienes caminan por las playas del sur de Puerto Madryn pueden divisar cientos de flamencos, un ave que es imposible que pase desapercibida, no solo por su tamaño, sino también por su belleza.
Más allá de contemplarlos, también es bueno conocer un poco más sobre esta especie y es por ello que Luciana Musmeci, investigadora del Instituto de Diversidad y Evolución Austral (IDEAus-CONICET), explica algunas de las características de estos animales: “La especie que tenemos en la zona es el Flamenco Austral (Phoenicopterus chilensis). En general están asociados a distintos tipos de humedales y nuestros intermareales se incluyen dentro de esos humedales, donde tienen la disponibilidad de alimento que necesitan”.
“En general comen pequeños invertebrados incluyendo crustáceos, insectos, larvas, también pequeñas algas, entre otros. En el pico tienen unas pequeñas laminillas y una lengua cónica que les permiten filtrar, por eso uno los ve que mueven con las patas y hacen oscilaciones con la cabeza y el pico”.
Su plumaje característico de color rosado se lo deben a su alimentación rica en carotenoides, tienen los ojos amarillos y las patas grisáceas. Otra característica que presentan es que son palmípedos, esto es, tienen membranas interdigitales que les permiten estar en este tipo de ambientes blandos y no enterrarse. Y, a pesar de su gran volumen, solo pesan entre unos 1,8 y 3 kilos.
En Chubut
Los flamencos utilizan tanto las playas madrynenses, como las de Península Valdés, las lagunas y espejos de agua del interior de la provincia para alimentarse.
Actualmente Chubut cuenta con dos colonias de flamencos (lugares de reproducción): una de ellas se encuentra en Rawson, en una laguna ubicada dentro del ejido municipal, y la otra en el Área Natural Protegida Laguna Aleusco, en el noroeste de la provincia cerca de una centena de kilómetros de la ciudad de Esquel.
“Ellos reproducen en lagunas salobres porque allí pueden armar los nidos con barro, realizan unas estructuras cónicas donde ponen un solo huevo. Una vez que el pichón nace permanece allí de cinco a diez días, donde los adultos les dan de comer algo llamado leche de buche. Después los pichones abandonan del nido y arman grupos que se llaman guarderías, que siempre están asociadas con un adulto responsable que los cuida”, cuenta la especialista del CENPAT.
En el humedal que aloja la colonia ubicada en la capital provincial, se llegaron a contar hasta 13.000 ejemplares y se han registrado hasta 6000 nidos de flamencos, una verdadera marea rosada, mientras que en las playas de la ciudad de Puerto Madryn se encuentran en grupos que varían entre unos 100 y 300 individuos.
Casi amenazado
Según la última evaluación de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), realizada el 9 de agosto de 2018, el Phoenicopterus chilensis figura como “Casi Amenazado” donde se reporta una tendencia decreciente de su población, y en Argentina la especie ha sido categorizada como “Vulnerable” por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación en conjunto con Aves Argentinas.
Entre las principales amenazas que afectan al flamenco austral se encuentran la producción de energía y minería, la caza y captura, las modificaciones del sistema natural, como represas y las intrusiones y perturbaciones humanas.
Esta última es la que más afecta a los ejemplares que viven en la zona de Rawson y Puerto Madryn: “La recomendación es no molestarlos. Ellos están acá porque lo eligen, pero si nosotros generamos un disturbio continuo pueden optar por irse a alimentarse a otra playa. La gente se acerca demasiado para tratar de tener una mejor foto, pero si respetamos la distancia, ellos se quedan ahí alimentándose y nosotros los podemos contemplar y disfrutar de la misma forma”, finaliza Musmeci.
Fuente: CONICET
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