La nacra (Pinna nobilis), uno de los moluscos más grandes del mundo tras la almeja gigante, endémico del mar Mediterráneo, ha entrado en la última actualización de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en la categoría de “en peligro crítico”, catalogación que ya tenía en España.
La especie ha alcanzado ese nivel — previo a la extinción— directamente, sin pasar por ningún de los seis anteriores, debido a la catastrófica situación en la que se encuentra debido a un patógeno.
“En tres años solo quedan en el Delta del Ebro y en el Mar Menor, pero en el resto del litoral como tal no existen poblaciones, solo elementos aislados. Hemos encontrado unos 10 ejemplares vivos y había millones. En Cabrera, por ejemplo, podía haber un millón y ahora sobreviven tres”, explica la investigadora del Instituto Español de Oceanografía Maite Vázquez Luis. En ese periodo, ha muerto más del 90% de la población total del Mediterráneo.
A principios del otoño de 2016 se detectó un episodio de mortalidad masiva en las costas españolas, que ha afectado a todas las poblaciones del litoral español y se ha extendido por el resto del Mediterráneo. El bivalvo —que puede llegar a medir unos 120 centímetros— muere al ser atacado por un patógeno que infecta los tejidos y que cuando llega a la glándula digestiva, acaba matándolo de inanición.
“Es una especie nueva para la ciencia, no sabemos de dónde ha venido, si estaba aquí y ahora se ha activado”, añade la científica. Hasta ese momento, el molusco, que puede vivir más de 20 años insertándose verticalmente en el fondo del mar, se tenía que enfrentar a las amenazas de la pesca, la contaminación y la reducción de las praderas de posidonia oceánica, su hábitat habitual.