Una ciclogénesis explosiva (formación a gran velocidad de un nuevo ciclón) ocurrida en el norte del océano Atlántico fue el detonante de un débil temblor, llamado microsismo, en las profundidades de la Tierra, según un estudio.
Gracias a este fenómeno, un equipo de investigación internacional ha podido detectar por primera vez no solo las ondas primarias (que solo detectan los animales) sino también las secundarias (S), hasta ahora nunca registradas, que se trasmiten tras un microsismo.
‘El fuerte viento de la ciclogénesis explosiva excitó las olas del océano cuyo chapoteo constante con el fondo marino y el suelo terrestre generó ondas sísmicas’, explicó Sinc Kiwamu Nishida, uno de los autores del estudio e investigador en la Universidad de Tokyo.
Hasta ahora, los científicos solo habían podido registrar las ondas primarias, pero gracias a un despliegue de una Red Sismográfica de Alta Sensibilidad situada en el fondo marino, el equipo ha logrado captar también las ondas Secundarias en 202 estaciones sismográficas del centro y sur de Japón.
Además de registrar las ondas, los autores pudieron determinar tanto la dirección como la distancia a la que se encontraba la fuente sísmica. De esta forma, llegaron a la conclusión de que el microsismo lo había originado una ciclogénesis explosiva ocurrida en el Atlántico norte.