La crisis por el calentamiento global estรก afectando la salud de las personas, no solo en tรฉrminos del impacto directo de los fenรณmenos climรกticos extremos, la contaminaciรณn y la pรฉrdida de biodiversidad; sino tambiรฉn de malestar psicolรณgico frente a un posible futuro catastrรณfico, la “ecoansiedad”.
En 2017, la Asociaciรณn Estadounidense de Psicologรญa (APA por su sigla en inglรฉs) definiรณ a la ecoansiedad como el “miedo crรณnico a la destrucciรณn medioambiental”.
Con el mismo sentido, en 2005 el filรณsofo Glenn Albrecht habรญa acuรฑado el tรฉrmino “solastalgia” para referirse a una forma de angustia, estrรฉs mental o existencial causado por el deterioro de la casa comรบn y una dรฉcada despuรฉs la revista mรฉdica The Lancet lo consignรณ como un concepto de contribuciรณn al impacto del cambio climรกtico en la salud del ser humano.
Y a la hora de magnificar el fenรณmeno, viene a cuento el Estudio Global sobre la ecoansiedad en adolescentes y jรณvenes, y sus creencias sobre las respuestas gubernamentales al cambio climรกtico” realizado por la Universidad de Bath y el Centro de Medicina de Stanford a partir de 10.000 encuestas a personas de entre 16 y 25 aรฑos de 10 paรญses diferentes, y publicado por The Lancet en septiembre pasado.
Los resultados muestran que el 84% estรก preocupado por el cambio climรกtico y seis de cada 10 estรก muy o extremadamente preocupado, experimentando sentimientos de “tristeza, ansiedad o enojo” al respecto. En casi la mitad de los encuestados, sus sentimientos sobre la destrucciรณn ambiental “afectan negativamente su vida diaria”.
Ademรกs, 8 de cada 10 consideran que los adultos “fallaron en cuidar el planeta”, el 75% cree que “el futuro es aterrador”, 6 de cada 10 califica como negativa la respuesta gubernamental, mรกs de la mitad adhiere a la idea de que “la humanidad estรก condenada” y una proporciรณn similar piensa que “tendrรก menos oportunidades que sus padres”. En cuatro de cada 10, ademรกs, este pesimismo respecto al maรฑana se traduce en que “dudan de tener hijos”.
No obstante, especialistas locales deslindaron estas emociones de toda connotaciรณn patologizante.
“Yo como mรฉdico psiquiatra que estoy al tanto de las nosografรญas actuales no diagnosticarรญa que una persona llegue a un nivel sintomรกtico por su percepciรณn del medioambiente”, dijo a Tรฉlam el psicoanalista y mรฉdico psiquiatra integrante de la Asociaciรณn Psicoanalรญtica Argentina, Gustavo Corra.
“Lo que sรญ es cierto es que hay una preocupaciรณn general en tรฉrminos de que la gente, ya sea porque lo siente, lo huele, lo ve, o lo escucha o se lo cuentan entidades mรกs o menos serias, se anoticia que estรก viviendo en un medio en riesgo; y esto es parte hoy de las preocupaciones existenciales del ciudadano de a pie”, agregรณ.
Por su parte el biรณlogo, filรณsofo y militante socioambiental Guillermo Folguera planteรณ que “se da la paradoja” de que un conjunto de sรญntomas como los asociados con la ecoansiedad puedan ser leรญdos tambiรฉn “un signo de salud y no de enfermedad” dado que “una persona que estรก recibiendo informaciรณn” negativa sobre la calidad del medioambiente, es esperable que reaccione corporal y mentalmente a ese estรญmulo.
“En muchos casos son reacciones lรณgicas frente a una situaciรณn externa muy violenta y desde ese enfoque, que los pibes y pibas de cierta edad tengan reacciones fรญsicas frente a este descalabro socioambiental habla de cierta sanidad, lo grave serรญa que no la tengan”, dijo.
En ese sentido, citรณ al escritor italiano Franco “Bifo” Berardi, quien durante una entrevista reciente seรฑalรณ que “estamos en un momento tan inรฉdito porque es la primera vez en su historia que el capitalismo no puede prometer mundos mejores”.
“No es que estamos teniendo una comunidad de paranoicos que ven que el mundo los odia, sino pibes que ven que el mundo estรก arrojando un escenario de destrucciรณn y ellos no tienen las herramientas mรญnimas para ser interlocutores en la toma de decisiones. Hay que hacer algo con esa reacciรณn de angustia”, dijo.
Folguera, quien recorre el paรญs participando de charlas y jornadas sobre problemรกticas socioambientales, contรณ que en uno de los รบltimos eventos “un chico de unos 23 aรฑos se me acercรณ para preguntarme ‘ยฟcรณmo manejรกs vos la angustia y el enojo?'”, frente a lo cual “la respuesta que surge es la cuestiรณn del hacer” que se expresa en el involucramiento en acciones concretas, lo cual no estรก libre de “tensiones”.
“Por un lado es un hacer que se proyecta en funciรณn de nuestras individuales pero tambiรฉn en el convencimiento de que no serรก รบnicamente desde nuestro lado individual que solucionaremos el problema”, dijo.
“La otra tensiรณn es polรญtica, porque mucho de lo que se habla en torno al cambio climรกtico es que no hay nada por hacer, pero todo discurso del cambio climรกtico que se limita a las emisiones de carbono y al hecho de que los mayores responsables son China y EEUU sin reconocer los escenarios locales y regionales, termina siendo un discurso inmovilizante”, agregรณ.
Por otro lado, seรฑalรณ que “hay tres mentiras con las cuales las pibas y pibes van a tener que lidiar”: “el negacionismo” que expresan lรญderes como Trump y Bolsonaro, “la idea que el problema es solo global y no tienen expresiones locales y regionales por lo cual no hay nada por hacer” y “la exacerbaciรณn de lo individual” que lleva a pensar que “la respuesta individual va a salvar la cuestiรณn”.
Por su parte, Corra considerรณ que el mayor aporte de los profesionales de la salud mental en relaciรณn al vรญnculo con el medioambiente, es ex ante y no ex post de que el calentamiento global y la destrucciรณn de la biodiversidad dejen sentir sus efectos en el organismo y la psiquis de las poblaciones afectadas.
“Acรก se plantea cรณmo las caracterรญsticas del ambiente afectan a la persona, pero mรกs importante de estudiar es cรณmo afectan las caracterรญsticas de las personas al medioambiente. Es decir, cรณmo la locura del hombre destruye a su ambiente y no cรณmo la destrucciรณn del ambiente enloquece al hombre, porque en ese punto ya estamos con pocas cosas para hacer”, dijo.
En ese destino, abogรณ para que los prรณximos protocolos y acuerdos ambientales tengan en cuenta “los factores psicolรณgicos que operan en la relaciรณn del hombre y su ambiente”.
“Los geรณlogos denominaron a nuestra era como antropoceno, que serรญa la รฉpoca geolรณgica marcada por el accionar del hombre. Y si el hombre por primera vez estรก en condiciones de modificar o destruir el plantea, una buena manera de acercarse a las disciplinas del ambiente serรญa a travรฉs de las ciencias de la salud mental”, concluyรณ.
Por Alicia Alvado