Los troncos de los árboles guardan un testimonio silencioso pero invaluable sobre la historia del clima en el planeta. Cada año, a medida que crecen, forman un nuevo anillo de madera muerta que encapsula información clave sobre las condiciones ambientales de ese período, como la cantidad de precipitación, la temperatura y otros factores climáticos. Este archivo natural, analizado a través de la ciencia de la dendrocronología, permite a los investigadores entender la evolución del clima y predecir tendencias futuras con mayor precisión.
Actualmente, se estima que existen cerca de tres billones de árboles en el mundo. Además de su papel fundamental en la producción de oxígeno y la absorción de dióxido de carbono, estos seres vivos son verdaderos cronistas del medioambiente. Según el ingeniero forestal Rafael Calama, los anillos de los árboles no solo revelan su edad, sino también la historia de su entorno. “Los árboles en sus anillos contienen información fundamental sobre el clima en el que crecieron. Se pueden registrar eventos extremos, como incendios o sequías, que dejan su huella en la madera”, explica el experto del Instituto de Ciencias Forestales del INIA-CSIC.
Sin embargo, no todas las especies permiten este tipo de estudio. Mientras que los árboles de climas templados, como los pinos, forman anillos bien definidos cada año, los de regiones tropicales, donde las estaciones no presentan grandes diferencias, no generan marcas tan claras. Esto limita el análisis dendrocronológico en ciertas zonas del mundo.

Un legado climático milenario
La variabilidad en la formación de los anillos ofrece datos cruciales sobre las condiciones ambientales. Un anillo ancho suele ser señal de un año con clima favorable y abundantes lluvias, mientras que uno estrecho puede indicar sequías o condiciones adversas para el crecimiento. A través de este método, los científicos pueden reconstruir patrones climáticos desde mucho antes de la existencia de estaciones meteorológicas.
Pero el potencial de los anillos va más allá. Como destaca Calama, “podemos comparar series de distintos árboles vivos con madera utilizada en antiguas construcciones, monumentos y hasta con maderas fósiles”. Esto permite extender el registro del clima hasta varios milenios atrás, proporcionando una visión más completa de los cambios ambientales y su evolución a lo largo del tiempo.
En un contexto de cambio climático acelerado, el estudio de los anillos arbóreos se consolida como una herramienta clave para comprender el pasado, interpretar el presente y anticipar el futuro del planeta.

El rol de la dendrocronología
La dendrocronología es una disciplina científica que estudia los anillos de los árboles y los cambios ambientales registrados en ellos, sin mencionar que también funciona como un registro de su crecimiento. La palabra deriva de las palabras griegas dendron (árbol), cronos (tiempo) y logos (conocimiento).
Esta disciplina permite saber qué acontecimientos sucedieron en un determinado lugar, en un periodo de tiempo. De hecho, una de las funciones de esta ciencia es brindar la posibilidad de fechar de forma aproximada la edad de la madera así como el clima acaecido.
En zonas donde la duración de la temporada de crecimiento es un factor limitante, el grosor de los anillos de los árboles ayuda a indicar cuándo las temporadas de crecimiento fueron más largas (en épocas más cálidas) y cuándo fueron más cortas (en épocas más frías) .
Foto: Ecoticias.
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