Un equipo de biólogos ha descubierto una nueva especie de pez parecido a una piraña que estaba escondida a plena vista entre otras especies muy similares en el famoso río Amazonas.
Ha sido bautizada con el nombre de “Mylopus sauron” por su distintivo ojo de fuego, que nos recuerda al ojo de Sauron de la saga de El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien.
La nueva especie de pacu, perteneciente a la familia de las pirañas, no es carnívora, sino que sobrevive con una dieta basada en plantas aunque tiene dientes como los humanos.
Nada más verla, los investigadores pensaron en que Sauron podía ser un nombre perfecto para este primo de las pirañas, el villano temible de El Señor de los Anillos, uno de los personajes principales y antagonistas en el legendario universo de Tolkien que, aunque inicialmente era un Maia, fue corrompido por Melkor (también conocido como Morgoth), el primer Señor Oscuro, y se convirtió en su lugarteniente más leal.
Escondida en el Amazonas
A pesar de las miles de especies de peces que sabemos y conocemos que habitan el río Amazonas, los científicos estiman que es posible que prácticamente la mitad de ellas sean aún desconocidas para la ciencia, como este caso.
Como curiosidad de Mylopus sauron, además de sus extraños blancos nacarados, la nueva especie -que no fue recuperado de la torre de Barad-dür de Mordor sino del río Amazonas, tiene llamativas marcas naranjas y negras, incluida una audaz barra negra vertical que se extiende a lo largo de su flanco, que, según los investigadores, se asemeja al símbolo del ojo de fuego del villano Sauron.
Según publican en su trabajo recogido en la revista Neotropical Ichthyology, el estudio buscaba arrojar luz sobre las pirañas amazónicas y sus parientes, que son famosos por ser difíciles de distinguir a medida que cambian de apariencia a lo largo de su vida.
De hecho, las especies masculinas son bastante diferentes a las femeninas. Y fue cuando se toparon con este pez que únicamente habita la cuenca del rio Xingu, un afluente brasileño del río Amazonas.
“Las personas que estudian el pacus han reconocido desde hace un tiempo que había múltiples especies ‘escondidas a plena vista'”, explicó Matthew Kolmann, profesor asistente en el Departamento de Biología de la Universidad de Louisville en Kentucky.
Los investigadores descubrieron M. sauron mientras estudiaban la especie casi idéntica M. schomburgkii, que fue descubierta por primera vez en el Amazonas en 1841. Gracias al análisis genético de la población de M. schomburgkii, descubrieron que no se trataba de una sola especie sino que eran tres especies distintas: M. schomburgkii, M. sauron y M. aylans.
De nuevo, gracias a los exámenes físicos de los especímenes, encontraron también que presentaban diferencias fisiológicas casi imperceptibles entre las tres especies, incluido el número de vértebras y radios de la aleta dorsal, y la forma de las aletas anales en las hembras.
El que más llamó la atención de los expertos fue M. sauron, “su patrón se parece mucho al Ojo de Sauron, especialmente con las manchas anaranjadas en su cuerpo”, aclaró Rupert Collins, curador principal de peces en el Museo de Historia Natural de Londres y coautor del trabajo. “Tan pronto como a uno de mis colegas se le ocurrió el nombre de este pez, supimos que era perfecto para él”.
Estos peces pueden medir hasta 1 metro de largo y pesar 20 kilogramos. Su gran tamaño y su dentición podrían hacernos pensar que podrían ser peligrosos pero, como hemos comentado anteriormente, son peces herbívoros; así que nada que temer.
Solo le atrae ‘lo verde’ (aunque ha habido ocasionales casos de mordisqueos a humanos, pero no se consideran de ninguna manera ni peligrosos, ni sedientos de sangre, ni dañinos para el ser humano). De hecho, la mayoría de los pacu tiene los dientes aplanados, que les ayudan a descomponer la materia vegetal en lugar de desgarrar la carne.
Se alimenta principalmente de plantas y frutas y son conocidos por esparcir semillas lejos de sus plantas madre gracias a su dieta y movimiento, por lo que contribuye a la salud del ecosistema y a la conservación de la biodiversidad.
Los investigadores esperan estudiar más a fondo Myloplus sauron y Myloplus aylan para aprender más sobre su evolución y relación con otras especies. Es posible que todos descendieran de un único ancestro reciente.
“Corremos el riesgo muy real de perder miles, si no cientos de miles, de especies antes de que sepamos que existen y, por tanto, sin entender nunca cómo estas especies contribuyen a un ecosistema que funcione saludablemente”, concluyó Kolmann. “Hacer un inventario de qué especies se encuentran, dónde y cuándo es el primer paso en cualquier esfuerzo de conservación futuro”.
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