El Gobierno boliviano declaró al quirquincho andino o armadillo, un animal en peligro de extinción, como Patrimonio Natural del Estado Plurinacional y priorizará su protección y conservación.
«Nuestro quirquincho andino ya es Patrimonio Natural de Bolivia. Promulgamos la Ley 1424 que así lo declara para que, junto a los gobiernos autónomos, garanticemos su protección y defensa, ya que está en peligro de extinción», escribió en sus redes sociales el presidente del país, Luis Arce.
El armadillo, Patrimonio Natural de Bolivia
«Protejamos unidos nuestra maravillosa biodiversidad», finaliza el mensaje del mandatario.
El Gobierno declaró al quirquincho andino o «Chaetophractus Nationi» como Patrimonio Natural a través de una ley que fue promulgada el pasado 13 de abril.
La norma, que consta de dos artículos, indica que el Órgano Ejecutivo en coordinación con las entidades territoriales autónomas priorizarán la «protección, conservación y defensa de esta especie y el hábitat» a través de políticas públicas, programas y proyectos a corto y mediano plazo.
El área de distribución del quirquincho son las punas de Bolivia, Perú y el norte de Argentina y Chile; esta especie es omnívora y habita pastizales de altura donde cava su madriguera en suelos arenosos.
Esta especie de quirquincho tiene un dorso de color acanelado y pelaje que varía su coloración, puede ser entre un tono canela a un blanco brillante y su anatomía está completamente adaptada a la excavación, según información de la Organización No Gubernamental Conservación Internacional.
En peligro de extinción
Una de sus principales características es la especie de armadura que tiene en el dorso, llega a medir hasta 40 centímetros de longitud y su cola puede alcanzar los 12 centímetros.
Se estima que alrededor de 2.000 quirquinchos son cazados cada año, por lo que se encuentra en peligro de extinción de acuerdo con el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia.
Este animal, conocido también como quirquincho peludo, es amenazado por la caza con fines tradicionales, ya que su caparazón se utiliza para fabricar matracas que se utilizan en danzas típicas o también para hacer instrumentos musicales como los charangos e incluso amuletos, a pesar de tener normas que prohíben el uso de este animal con esos fines.
Además, otra de las amenazas es la reducción de su hábitat por actividades agropecuarias.