Con 70 mil botellas plásticas y lana de oveja construyen una escuela en Córdoba

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La comunidad educativa de la escuela Olga Cossettini, de Colonia Caroya, viene trabajando en la construcción del edificio propio, pero con una lógica amigable con el ambiente y sustentable en el tiempo. Es por eso que en la edificación de sus primeros 500 metros cubiertos, usan 70 mil botellas plásticas recicladas y lana de oveja no industrializable como insumos principales para las paredes y el techo.

La idea va en consonancia con los principios educativos que propone y que arrancan con la convicción de que la educación puede transformar lo que no funciona en la sociedad.

“Queremos crear una escuela que forme individuos conscientes y responsables, en colaboración con los padres, un espacio donde los niños crezcan enriquecidos y mejoren como personas”, comienza diciendo Anabel Uanino, directora de la institución.

Se trata de un modelo educativo que echaron a rodar hace 13 años cuando comenzaron con educación inicial y que, a fuerza del interés de los padres, derivó en la petición formal para abrir una escuela de nivel primario y un secundario más adelante.

“En nuestra escuela -completa Uanino- utilizamos el arte y la naturaleza como recursos para el aprendizaje. Formamos ciudadanos que sepan actuar para cambiar lo que no les gusta. Aunque nos basamos en principios teóricos, también buscamos crear nuestro propio camino, adaptado a nuestra cultura local”.

Eco-escuela

La arquitecta Emilse Vettori, representante legal de la escuela Cossettini, resumió que el sistema constructivo que vienen utilizando se conoce como Wood Frame (paneles de madera) porque tiene un montón de ventajas, además de ser amigable con el ambiente.

“Nos permitió que, a estos 500 metros cuadrados, lo podamos hacer entre las familias, entre la gente que forma parte de la fundación, en solo ocho jornadas, y con herramientas muy simples, con conocimientos básicos, aunque siempre guiados por profesionales y con todos los cálculos estructurales que necesita”.

Muchos de los materiales que van a formar parte de las paredes o del techo, plástico o lana de oveja que no sirve para industrializar, se convertirían en un residuo no utilizable o con muy pocas posibilidades de utilizar.

“En el caso de las botellas plásticas -añade Vettori-, un producto hecho por el hombre, una de las desventajas es que no se puede volver a la naturaleza, no se puede descomponer. Acá, le damos un nuevo sentido, los compactamos y utilizamos como aislante en las paredes. Y para los techos utilizamos la lana de oveja, a diferencia de la fibra de vidrio, es un producto natural y que nos da un montón de ventajas a la hora de aislar térmicamente los espacios”.

Pero no sólo eso, en el futuro va a ser una escuela mucho menos dependiente de las fuentes de energía, por la forma en la que viene siendo construida y que permitirá que la calefacción y la refrigeración sean más eficientes, sin contar con que también reciclarán el agua de lluvia y utilizarán un sistema de ventilación que les permite utilizar la energía geotérmica para renovar el oxígeno de los espacios.

“Creemos que en todos los espacios es posible aprender, tanto sea abajo de un árbol, como en la galería, entonces todos los lugares van a ser espacios de aprendizaje, incluso la galería y los espacios semicubiertos”, destaca Vettori.

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