El acuerdo climático alcanzado en París el 12 de diciembre de 2015 ha sido elogiado como un hito en el esfuerzo global para reducir las emisiones de gases de invernadero, y bien pudiera resultar serlo.
Pero los elevados objetivos del acuerdo no se alcanzarán sin que las grandes corporaciones hagan cambios importantes. Y aunque muchas compañías han dado la bienvenida al pacto y han prometido voluntariamente reducir las emisiones, las amplias reformas requeridas para evitar un pronunciado aumento en las temperaturas mundiales casi seguramente requerirán nuevas y sustanciales regulaciones gubernamentales.
En Estados Unidos, el objetivo es reducir las emisiones de gases de invernadero en entre 26 por ciento y 28 por ciento respecto de los niveles de 2005, para 2025.
Una de las propuestas que podría ofrecer ganancias significativas, y ser introducida a escala nacional y en todas las industrias, es un impuesto al carbono, o un sistema de tope e intercambio de carbono, lo cual establecería un precio para las emisiones. California tiene un programa de tope e intercambio, como un creciente número de otros países. Pero los esfuerzos nacionales no han cobrado impulso en el Congreso.
FUENTE: Energía Estratégica