Granja de sangre en Argentina: Un negocio cruel que se debe detener

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La organización de derechos animales Fundación Franz Weber ha presentado una denuncia penal contra la empresa Syntex SA por crueldad hacia los animales, hechos que perpetran desde hace años en el contexto de la producción de la hormona sanguínea Gonadotropina de suero de yeguas preñadas, PMSG.

La extracción de la hormona de la sangre de yeguas preñadas es brutal y ha provocado la muerte de miles de yeguas y potros en los últimos años“, explica Alejandra García, de Fundación Franz Weber (FFW). Los antecedentes de la denuncia son las investigaciones de la ONG Europea Animal Welfare Foundation (AWF) de Alemania. “Desde 2015, hemos estado investigando sobre las condiciones de producción en la granja de sangre argentina Syntex. A pesar de las reiteradas garantías expresadas por los responsables de la empresa, las condiciones crueles de la recolección de sangre no han mejorado. Syntex ha invertido principalmente dinero en protección visual y defenderse contra nuestras inspecciones, pero no en bienestar animal”, Sabrina Gurtner, gerente de proyectos de AWF, reprocha a la compañía. Alejandra García hace un llamado al procesamiento de Ayacucho para iniciar investigaciones criminales con el objetivo de terminar con la crueldad animal.

Por su parte, el Dr. Leonardo Barnabá, letrado de ambas fundaciones en este caso, manifestó que “No hay dudas en que la actividad que realiza la empresa configura sufrimientos innecesarios en los términos de la ley 14.346. Las yeguas son brutalmente explotadas con un mero fin comercial, mientras que los potrillos que no son necesarios son abortados. Además, nos ha llegado una cantidad importante de filmaciones presuntamente internas del lugar donde se observan otras formas de malos tratos también, como golpes a la cara de los equinos propiciados por trabajadores, patadas, zonas donde los animales no poseían agua a disposición e incluso la explotación de una yegua moviéndose en tres patas”. Añadió que: “La denuncia se inició en Noviembre de 2019 y tramita ante la U.F.I.J. n°2 de Dolores a cargo del Dr. Diego Bensi, con la ayudantía fiscal de Ayacucho.”

La empresa Syntex SA mantiene aproximadamente 3.000 yeguas. Su sangre se extrae entre los días 40 y 120 de la preñez. Se toman aproximadamente 10 litros por semana, durante aproximadamente 11 semanas. Para hacer que el negocio sea aún más rentable, los potros son abortados sistemáticamente para que las yeguas queden preñadas dos veces al año. La consecuencia son unos 5.000 abortos por año. “Esto no tiene nada que ver con un enfoque humano hacia el animal”, comenta el profesor Dr. Axel Wehrend de la Universidad Justus-Liebig en Giessen, Alemania, cuando mira los videos tomados en el criadero de sangre Syntex.
En consecuencia, la presentación legal de la Fundación Franz Weber se refiere a la ley argentina de protección animal no. 14.346 que penaliza causar sufrimiento innecesario a los animales.

“Ahora depende de la fiscalía tomar medidas y detener esta explotación de los animales”, solicita Alejandra García y enumera algunas de las violaciones. Los abortos sistemáticos en una etapa tan tardía del embarazo no solo son extremadamente dolorosos para las yeguas, sino que también arriesgan la salud y la vida de los animales. Además, son una tortura para los potros abortados, porque mueren en agonía sin anestesia. “Como veterinario, cuando realizo un examen y toco al feto, él responde a mi estímulo táctil”, explica el profesor Dr. Axel Wehrend. Los potros están vivos y sienten dolor. Además, el tratamiento de los caballos durante la extracción de sangre es violento. “Esto es muy poco profesional y cruel, ya que se utilizan medidas coercitivas. Con ganchos de hierro, palizas en la cabeza, con cuerdas, con correas, causando dolor deliberado en los genitales externos. Esto es imperdonable ”, critica el Dr. Wehrend, veterinario especialista en medicina reproductiva.

La recolección de sangre de yeguas preñadas para la producción de hormonas no se realiza por casualidad en Argentina. En la Unión Europea, la producción de PMSG sería más costosa y estaría regulada por la ley. “Por lo tanto, se ha elegido un país con leyes débiles, en el que la producción puede continuar sin control en un área gris legal durante décadas”, explica Sabrina Gurtner. Debido a la falta de regulación, a las yeguas se les extraen grandes cantidades de sangre en muy poco tiempo y con demasiada frecuencia. La extracción de sangre la realizan los trabajadores y no los veterinarios. “Todo el proceso de extracción de sangre ocurre sin supervisión veterinaria real“, muestran las investigaciones de las ONG. En consecuencia, alrededor del 20 por ciento de las yeguas deben ser reemplazadas por otras nuevas cada año. Mueren o se vuelven infértiles y son enviadas al matadero.

Los compradores de la hormona de la fertilidad son de la industria de la reproducción de los agronegocios. La hormona PMSG sincroniza la producción de lechones en Europa, pero también se utiliza para aumentar las ganancias en la ganadería intensiva en los Estados Unidos, América del Sur y Asia. “Es un círculo de explotación perverso en el que se ven implicadas no sólo las yeguas, sino todos los animales de las granjas intensivas a las que con este producto se les producen etapas de celo permanente convirtiéndolas en máquinas de parir”, señala Alejandra García.

Los principales clientes de Syntex eran compañías farmacéuticas de la Unión Europea.

Después de que la crueldad hacia los animales en las granjas de sangre de América del Sur fue expuesta en Europa, varias compañías farmacéuticas dejaron de importar PMSG desde Argentina y Uruguay. No quieren empañar su buen nombre con el sufrimiento de miles de yeguas.

Hace poco tiempo, la empresa Syntex realizó una publicación en su propia página web minimizando la denuncia y los señalamientos de las fundaciones, a la vez que descalificó la información vertida en el documental “Cinco Corazones”, en el que la editora “Posibl.” expuso esta y otras formas de explotación de los caballos en Argentina. La Fundación Franz Weber, la Animal Welfare Foundation y el letrado de ambas han redactado una Carta Abierta dando respuesta.

Respecto de la causa judicial señalada, informó el Dr. Barnabá que “La denuncia es de una complejidad extrema y hemos sido extremadamente prolijos, integrales y claros en su presentación. Sin embargo, la investigación no ha avanzado en los mismos términos debido a la falta de avance de medidas de prueba que hemos solicitado primeramente y que motivó nuestro reclamo también a fiscalía general, el cambio de fiscal a cargo de la causa y las intervenciones de Syntex tendientes a frenar también el avance de la investigación e intentar que no podamos impulsar el proceso”, añadiendo que “Se encuentra en boga el pensamiento de que esta actividad no puede ser discutida por cuanto se encuentra permitida en la Argentina. Nos parece esta una afirmación sin sentido, puesto que la autorización a realizarla no implica que la misma deje no sea cruel contra los animales. Peticionamos por el fin de la actividad.”

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