Los jóvenes pidieron por políticas ambientales urgentes en la Huelga Mundial por el Clima

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Los jóvenes son sin dudas los nuevos guardianes del medio ambiente. Movidos por una concientización que es propia de las nuevas generaciones, participan cada vez más activamente para dar a conocer aquellas acciones que deben realizarse de forma urgente si de clima se trata. Por eso, personas a lo largo y ancho del mundo se congregaron en distintos puntos en todo el país y en diferentes lugares del globo, durante esta tarde y noche en el marco de la Huelga Mundial por el Clima.

En Argentina, las organizaciones ambientalistas juveniles invitaron a marchar para exigir medidas urgentes que permitan hacer frente a la crisis climática y ecológica. La jornada se enmarcó en la 8va. Movilización Mundial por el Cambio Climático.

Las ONG que convocaron a esta marcha -Eco House, Fridays For Future Argentina, Alianza por el Clima, Consciente Colectivo, Jóvenes por el clima, Sustentabilidad Sin Fronteras- buscan visibilizar la crisis climática y exigir acciones concretas a los tomadores de decisiones. “Unificamos nuestros reclamos en 3 reivindicaciones: la sanción de una #LeyDeHumedalesYA antes de que termine el año parlamentario, la correcta implementación del Acuerdo de Escazú y un plan de acción y financiamiento para la adaptación al Cambio Climático en los países más vulnerables”, anunciaron desde las organizaciones.

En CABA, la movilización comenzó a las 17 horas en Plaza de Mayo y las columnas marcharon de manera pacífica hacia el Congreso de la Nación donde fue la concentración principal. Allí se llevó adelante un acto oficial que incluyó oradores (jóvenes, pueblos originarios, comunidad científica, trabajadores, movimientos feministas, entre otros) y la lectura de reivindicaciones (pensadas y elaboradas junto a diversos movimientos y actores sociales).

Además, la jornada incluyó intervenciones artísticas, talleres y música. Al igual que en las movilizaciones anteriores, se invitó a todos los espacios participantes y personas autoconvocadas a ser parte de este evento en forma pacífica.

Las 5 razones por las cuáles es necesario movilizarse:

1 – El cambio climático es una realidad, lo dice la ciencia

Frente a las expresiones de negacionismo climático que tienen lugar en pleno 2021, resulta fundamental manifestar con contundencia en las calles lo que la ciencia viene afirmando desde hace décadas: el cambio climático es real, es producto de la acción humana, y las consecuencias ya se están enfrentando.

El calentamiento global es el aumento de temperatura causado por las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Y es este aumento de temperatura el que trae aparejado las alteraciones climáticas que se conocen como cambio climático. Esto tiene graves consecuencias para la supervivencia de la vida en la Tierra. Olas de calor, sequías, aumento del nivel del mar e inundaciones, incendios, tormentas, destrucción de ecosistemas. Todos estos fenómenos se ven aumentados en frecuencia e intensidad a medida que la temperatura del planeta se eleva.

En ese sentido, el último informe Cambio Climático 2021: Bases Físicas elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas no hace más que reiterar lo que viene sosteniendo desde hace años.

En primer lugar, señala que la temperatura media global se encuentra 1.1°C por encima de la era preindustrial. De esta manera, no es relevante que continúe habiendo días de frío. Lo importante es el promedio de temperatura global, que va ascendiendo año a año. Es decir, no se debe mirar la foto, sino la película.

En segundo lugar, el informe no deja lugar a dudas: el cambio climático es causado por la actividad humana. El siguiente gráfico elaborado por el Climate Central, una organización independiente de científicos y periodistas líderes que investigan y reportan sobre el cambio climático, nos permite visualizar que el aumento de temperatura de la Tierra coincide con la mayor cantidad de gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera. En efecto, la cantidad de dióxido de carbono (CO2) ha crecido vertiginosamente en los últimos años, a causa de la actividad humana.

2 – El tiempo para actuar se agota

En 2015 el IPCC realizó proyecciones de aumento de temperatura, arribando arribando a la conclusión de que se debe mantener la temperatura por debajo de 1.5°C con respecto a la era preindustrial. Como corolario de ello, los países del mundo firmaron el Acuerdo de París, comprometiéndose a realizar todas las acciones necesarias para alcanzar esta meta.

Así, se han proyectado distintos escenarios, en función del rumbo que tomemos. De acuerdo al mismo informe del IPCC, aún en el mejor escenario, donde los países logran las reducciones de gases de efecto invernadero a las que se comprometieron ante el mundo, estaremos superando el 1.5°C para 2040. En el peor escenario, superaremos los 4°C para 2100.

¿Esto quiere decir que ya no hay nada para hacer? Nada más lejos de la realidad. El siguiente gráfico elaborado por Climate Science indica que los compromisos internacionales asumidos en la materia no se encuentran alineados con la evidencia científica. Emerge así la necesidad imperante de redoblar los compromisos asumidos y reclamar mayores acciones y políticas ambientales a los dirigentes. Todavía se está a tiempo.

3 – Se requiere un cambio estructural motorizado por acciones políticas

De lo hasta aquí expuesto podemos concluir que se necesita un cambio de fondo, que sólo podrá ser propulsado por políticas públicas que transformen la matriz productiva y energética del país y del planeta.

¿Por que afirmamos esto? Porque la evidencia ha establecido inequívocamente que existe una desigualdad en la generación de emisiones contaminantes a la atmósfera. En otras palabras, que no todas las personas contaminamos igual.

En efecto, de acuerdo al informe “Combatir la desigualdad de las emisiones de carbono” de OXFAM publicado en 2020, cuyo gráfico aquí se acompaña, el 1% de la población mundial es responsable por el 15% de las emisiones. Mientras tanto, el 50% más pobre es responsable de únicamente el 7% de las emisiones. De esta forma, se puede afirmar que el 1% más rico emite el doble que el 50% más pobre. Yendo aún más lejos, el 10% más rico es responsable por más de la mitad de la totalidad de los gases que producen el calentamiento global.

Ahora bien, ¿cómo se explica esto? Según las conclusiones a las que arribó Credit Suisse Group en su reporte de datos de riqueza mundial de 2015, el 1% más rico posee más riqueza que el 99% restante.

En suma, podemos observar que la desigualdad que existe en materia económica y social se replica a la hora de hablar de cambio climático. Por consiguiente, se requieren medidas estructurales que permitan alcanzar un mundo más social y ambientalmente más justo e igualitario. Máxime, considerando que los principales afectados por la crisis climática son los sectores que menos contribuyeron a ella.

Ahora bien, esto no quiere decir que no sea posible hacer nada desde el lugar de cada uno. Los cambios individuales contribuyen a limitar los efectos del cambio climático. Pero por sobre todas las cosas son esos cambios individuales los que permitirán llevar a cabo el cambio cultural que se precisa.

4 – La salida de la crisis socioeconómica en Argentina requiere contemplar la variable ambiental en los planes de reactivación económica

Sin perjuicio del panorama hasta aquí descripto, a nadie se le escapa que la Argentina se encuentra sumida en una crisis social y económica muy profunda, con un 42% de pobreza, como reveló el Índice de Pobreza e Indigencia del segundo semestre de 2020 elaborado por INDEC.

De esta forma, la Argentina debe encontrar la manera de financiar las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, en un contexto donde el dinero escasea y compite con la necesidad de otras políticas públicas en materia social ,económica y sanitaria.

En ese sentido, la militancia ambiental debe exigir a los Estados que contemplen la variable económica en los planes de reactivación económica. Es necesario conjugar las metas climáticas de reducción de emisiones a las que la Argentina se comprometió internacionalmente, con la necesidad de crear trabajo, de generar valor agregado mediante el desarrollo de la industria nacional, y de impulsar las exportaciones que, en última instancia, son las que nos permitirán equilibrar la balanza comercial y conseguir el financiamiento para pagar la transición climática y ecológica.

Sin embargo, para que ello suceda es necesario poner la agenda ambiental en el centro de la discusión política. Algo que hoy todavía no sucede, y que provoca que incluso parte de la clase política no se tome en serio los reclamos en la materia, alegando que hay otras urgencias.

Precisamente, se trata de comprender que ambas urgencias (la económica y la ambiental) tienen causas comunes y, por tanto, deberán articular para encontrar soluciones compatibles y complementarias.

5 – Para realizar ese cambio estructural se requiere una demanda muy fuerte que se genere desde abajo hacia arriba. Y para eso hace falta involucrarse

El cambio climático ya llegó. No es un problema del futuro, sino que es una realidad que afecta a todos el día de hoy. Y aunque no golpea a cada uno por igual, tarde o temprano alcanzará a todos. Los desastres naturales, las enfermedades, la escasez de alimentos, la migración de refugiados climáticos y la destrucción de la biodiversidad no discriminan. A lo largo de este año se pudo ver olas de calor en EEUU y Canadá, inundaciones en Europa e incendios en América Latina.

Por eso, todos y todas deben que involucrarse. El cambio estructural sólo sucederá si surge como una demanda masiva de la población.

“Una vez más, salimos a las calles para luchar por lo nuestro, lo de ellos y lo de todos: la casa común. Actualmente, ya estamos en un ciclo vicioso de pobreza, hambre, injusticia, ecocidio, cambio climático y muchos estudios indican que mañana será peor. Por ende, si el costo de no actuar es cada día mayor, ¿qué estamos esperando para hacer la revolución económica, social, educativa y política que necesitamos? Si queremos resultados distintos, no podemos seguir haciendo lo mismo, está claro”, expresó Máximo Mazzocco, fundador de Eco House, una de las organizaciones de este marcha.

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