Para evitar engaños a los consumidores, piden cambios en el etiquetado de los productos marinos

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De acuerdo con un estudio realizado por biólogos del Conicet y de la Universidad Nacional de Mar del Plata, 1 de cada 5 pescados comercializados en la costa bonaerense no es lo que indica su etiqueta. El programa marino de CLT, Sin Azul No Hay Verde, solicitó un cambio en el Código Alimentario Argentino para lograr mayor transparencia y cumplir con el derecho del consumidor a una alimentación informada y saludable.

Piden que se indique el país de origen y la procedencia de su producción.

El pedido lo presentaron el 1 de este mes ante la CONAL (Comisión Nacional de Alimentos) para que pueda discutirse en la reunión plenaria de este miércoles 27.

“Es de suma importancia que los productos de la pesca y la acuicultura se vendan con su denominación correcta, identificando la procedencia de
su producción –si proviene de la pesca de captura o de la acuicultura- y el país de origen.

Muchos productos, como aquellos que provienen de la salmonicultura son dañinos para la salud y el ambiente. Por eso es importante que se incorpore información general de los mismos”, explica Augusto de Camilis, integrante y buzo del equipo de Sin Azul no hay Verde.

Los investigadores analizaron muestras de toda la costa atlántica bonaerense y descubrieron que la tasa de sustitución por ciudad varía desde un 13 hasta un 40%.

La mayoría de las especies que se usan para sustituir a otras son peces cartilaginosos, en su mayoría, en peligro de extinción. Filets etiquetados como atún, lenguado, abadejo, chernia, brótola o besugo son en realidad tiburones, rayas, pez gallo, mero, pescadilla o castañeta, especies que suelen conseguirse por un menor precio, a pesar de que se encuentran en peligro de desaparecer.

“Esta solicitud se presenta ante la falta de transparencia que existe en la comercialización de dichos productos y por el derecho del consumidor a una alimentación saludable y a la soberanía alimentaria”, explica Martina Sasso, del programa marino Sin Azul no hay Verde. En este marco, el equipo lanzó la campaña

NoTeComasUnaMentira

para crear conciencia acerca de la importancia de exigir información veraz sobre los alimentos.

“Me parece brillante, que ya esté presentada esta nota. Un auto, una moto o hasta una plancha tienen más datos que los alimentos de acuicultura”
comentó al respecto Lino Gómez Adillon, reconocido chef de la ciudad
de Ushuaia.

¿Por qué se pide un cambio específico para los “productos
marinos”?

Cuando el equipo de Sin Azul no hay Verde comenzó a trabajar para evitar
que la industria salmonera se instale en las aguas del Canal Beagle, por sus impactos negativos en la salud y el medioambiente, descubrieron que la mayoría de los salmones que se venden al público están mal rotulados.

¿Por qué se hace tanto hincapié aquellos productos que provienen
de la salmonicultura?

En la actualidad, el consumo de salmón se ha consolidado en Argentina
y hoy se lo puede encontrar en la mayoría de la oferta gastronómica. El
salmón que se consume en nuestro país proviene de la salmonicultura,
un tipo de acuicultura que cría salmones de forma intensiva en jaulas
ubicadas en las aguas de bahías y fiordos a lo largo de las costas.
Esta industria se desarrolla en condiciones de hacinamiento que conducen
a la propagación de infecciones y enfermedades, utilizando enormes cantidades de antibióticos.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, este tipo de producción
y su consumo presenta una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo. En el caso argentino, consumimos salmón de origen chileno, donde se utilizan 1.500
veces más antibióticos que en cualquier otro país productor.

“Según la Ley de Defensa del Consumidor, los proveedores de alimentos están obligados a brindar la información correspondiente sobre todo lo relacionado a las características esenciales de sus bienes y servicios, así como de las condiciones de su comercialización. En este caso puntual, lo que se exige es justamente identificar la procedencia de su producción y el país de origen”, comenta Mariana Canio, abogada y encargada del proyecto.

El reclamo de Tierra del Fuego

En Suecia se ha prohibido el consumo de salmón de cautiverio en algunas escuelas. El Estado de Washington, el mayor productor de salmón en Estados Unidos, también se ha sumado a la prohibición, poniendo fin a tres décadas de cultivo de salmón en aguas del Estado. En el caso argentino, los ciudadanos de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, le reclaman a sus autoridades prohibir la instalación de la salmonicultura en su provincia a través de una ley que ya ha ingresado a la Legislatura. Una de las principales razones son los impactos irreversibles en el ambiente y ecosistemas que podría generar la industria al Canal Beagle, perjudicando a otras actividades como el turismo, de la que hoy depende el 50% de la población de Ushuaia.

Derecho del consumidor

La falta de transparencia es un problema que se traslada al consumidor final y el uso indiscriminado de antibióticos en la industria de alimentos es un tema de preocupación mundial.

Se estima que para el año 2050 casi la totalidad de los antibióticos serán ineficaces para prevenir y tratar enfermedades humanas. Según pruebas científicas, el uso excesivo de antibióticos en animales puede contribuir a la resistencia de fármacos en infecciones humanas, lo que se conoce como resistencia bacteriana.

La denominación de origen tiene como objetivo brindar información
sobre la procedencia de lo que consumimos: el rotulado es fundamental para reafirmar el derecho del consumidor a elegir con libertad.
La información adecuada y veraz en la relación de
consumo es un derecho constitucional.

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