Pese a lo que pueda parecer, no se trata de una chimenea, sino de una vela de rotor, muy parecida a Vortex, el ingenioso aerogenerador español sin aspas.
Este sistema de impulsiĂłn eĂłlica para embarcaciones se guĂa por el efecto Magnus, que seguramente más personas hayan presenciado, pues se produce cuando un futbolista va a ejecutar un cĂłrner: al no existir ningĂşn ángulo para disparar en lĂnea recta, se debe imprimir a la pelota cierta rotaciĂłn durante el lanzamiento.
Las velas de rotor no son una novedad, ya que en los años 20 el ingeniero alemán Anton Flettner realizĂł una mejora en su aplicaciĂłn náutica que se mantiene hasta la actualidad. Tanto es asĂ, que estos rotores tambiĂ©n se conocen como rotores Flettner.
De esta forma, que un fabricante lance unas velas de rotor al mercado no resulta una novedad. Siempre y cuando —claro está— no realice una mejora, como es el caso de la empresa británica Anemoi.
CĂłmo funcionan las velas
Las velas de rotor están construidas para que giren mediante un motor. AsĂ, cuando una corriente de viento golpea a estas velas giratorias, se consigue crear una diferencia de presiĂłn.
La fuerza de empuje que se crea proporciona al barco una propulsión auxiliar, que puede utilizarse para aumentar la velocidad del propio barco. Y no solo eso, pues también sirve para reducir considerablemente tanto el consumo de combustible como las emisiones contaminantes.
Desde Anemoi estiman que sus novedosas velas de rotor conseguirĂan una autĂ©ntica revoluciĂłn: se reducirĂa entre un 5% y un 30% el consumo de combustible si la flota mundial de barcos las utilizara.
Lo novedoso de esta empresa con sede en Londres no es más que la versatilidad de su tecnologĂa. “Nuestro ingenioso diseño es fácilmente escalable, por lo que se puede adaptar al tamaño de las velas de rotor en funciĂłn del diseño de cada buque para optimizar su rendimiento”, aseguran desde Anemoi.
La flexibilidad permite instalar estas velas de rotor en casi todos los tipos de buques comerciales, incluidos aquellos con operaciones de carga complejas. Esto es posible gracias al sistema de raĂles que ha patentado la empresa londinense, con el que se permite mover las velas a lo largo de la cubierta del buque para que las grĂşas puedan cargar y descargar sin problema. Para cambiar las velas del rotor con este sistema de rieles, sĂłlo se necesitarĂan dos miembros de la tripulaciĂłn y 10 minutos, segĂşn la empresa británica.
Las velas de rotor de Anemoi tambiĂ©n ofrecen un sistema de despliegue plegable. De esta forma, estos cilindros pueden colocarse de manera horizontal cuando la embarcaciĂłn tenga que pasar por debajo de un puente. Además, requieren un mantenimiento mĂnimo y tienen una vida Ăştil de 25 años.
Su adaptaciĂłn a cualquier tipo de embarcaciĂłn se traduce en hasta ocho tamaños distintos. AsĂ, en Anemoi cuentan con opciones que van desde los 21 metros de largo hasta los 35 metros, con un diámetro de entre 3,5 y 5 metros. Además del propio rotor, la torre está fabricada en acero para reducir el peso del buque.
Cometas y paneles solares
Realizando un sĂmil nunca más apropiado, la energĂa eĂłlica sigue a una velocidad de crucero. SĂłlo en España, ya es la primera fuente de generaciĂłn elĂ©ctrica del paĂs, con casi 30 MW de potencia acumulada.
Y aunque lo más visible de este tipo de energĂa son los aerogeneradores, lo cierto es que todo el ‘mĂ©rito’ se debe principalmente al rotor. Este cumple con una funciĂłn imprescindible en la energĂa eĂłlica: capta la fuerza del viento y la convierte en energĂa mecánica de rotaciĂłn.
Pero volviendo a las embarcaciones, hay otros proyectos, más allá de las velas de rotor, que buscan el regreso a la navegación empleando el viento. Un ejemplo de ello se encuentra en el reciente éxito de la empresa francesa Airseas, que ha conseguido facilitar la navegación de un buque de carga de más de 21.000 toneladas.
Lo más llamativo es que dicha ayuda procedĂa de una cometa de parafoil, conocida como Seawing, de unos 250 metros cuadrados. Este innovador sistema de propulsiĂłn se podrĂa implementar en cualquier barco comercial, donde podrĂa llegar a reducir el consumo de combustible en un 20%, segĂşn afirma la compañĂa.
El velero de wPCC tambiĂ©n es una muestra de cĂłmo navegar sin motor ni velas de material textil. El barco funcionarĂa con unas ‘alas’ direccionales, que se asemejan a las que se pueden encontrar en un aviĂłn. Ahora bien, en ausencia del viento, en condiciones climáticas adversas y para realizar maniobras, se seguirá necesitando un motor tradicional.
Aunque la propulsiĂłn elĂ©ctrica ha demostrado servir en tierra firme y en pequeñas embarcaciones, los grandes buques siguen necesitando navegar quemando combustibles fĂłsiles. O al menos en la actualidad. Hasta que las baterĂas de ion litio no vayan bajando de peso y ofrezcan una mayor autonomĂa, se siguen buscando nuevos mĂ©todos a medio plazo.
Entre los proyectos que más han dado que hablar en ese sentido en los Ăşltimos años corresponde al Mayflower, barco que zarpĂł de Reino Unido con el fin de realizar investigaciones cientĂficas en mitad del ocĂ©ano Atlántico. Para ello, está empleando un motor hĂbrido cuya parte elĂ©ctrica se alimenta a travĂ©s de paneles solares y todo ello comandado por la inteligencia artificial firmada por IBM.