La sociedad humana utiliza una gigantesca cantidad de energía cada día para funcionar. Las fábricas, los hogares, el transporte y cada una de las actividades humanas consumen energía que, en su gran mayoría, proviene de fuentes no renovables.
El hecho de que la mayor parte del consumo energético provenga de esas fuentes no renovables, como los hidrocarburos, el carbón, el uranio, los agrocombustibles, las mega-represas y demás, por una parte nos indica que tarde o temprano se agotarán. Pero eso es sólo un costado del problema, el otro es que esas energías además son altamente contaminantes.
Sabemos que los gases producidos por la quema de hidrocarburos provocan contaminación del aire y que son los principales causantes del calentamiento global. Y que su extracción y transporte ya cuentan con innumerables “accidentes” que han provocado desastres ecológicos de gran magnitud.
También que los desperdicios de la generación de energía nuclear, son ecobombas imposibles de desactivar, además de los riesgos implícitos de desastres ambientales como el de Chernobyl. Y ni que hablar de los agrocombustibles, que además de contaminar las aguas, desertificar la tierra y dejarnos sin bosques, están provocando una hambruna mundial al competir directamente con la producción de alimentos.
El panorama energético actual es realmente oscuro. Sin embargo, existen desarrollos tecnológicos muy alentadores en cuanto a la substitución de estas energías sucias y no renovables, por otras ambientalmente mas amigables.
Podemos discutir en cada caso sobre sus impactos. Que el ruido de las aletas de los molinos eólicos o su contaminación visual, que los problemas en la producción de las celdas fotovoltaicas, o la cantidad de energía que se insume en la producción de las celdas de hidrógeno. Las ventajas o no de la mareomotriz, de la geotérmica, o de cualquier otra.
Sin embargo todas son mucho, pero muchísimo mas amigables con el ambiente que las que estamos utilizando mayoritariamente en la actualidad.
Nos preguntamos entonces, si contamos con las tecnologías necesarias para cambiar la matriz energética mundial hacia las energías limpias. ¿Por qué ese cambio es tan exasperantemente lento? ¿Por qué no hay una real voluntad política y empresaria, que acelere ese cambio que podría salvar a la especie humana de la inmolación?
Las respuestas lamentablemente siguen estando siempre en el mismo lugar. Los intereses económicos siguen primando en las decisiones de quienes podrían tomarlas. Personas y compañías multinacionales con fortunas inimaginables, y gobiernos subordinados a ellas, no son capaces de ceder en sus ansias de poder y de acaparamiento de riqueza, ni siquiera si por no hacerlo truncan el futuro de sus propios hijos y nietos. Ni siquiera a sabiendas de que acabarán destruyendo a su propia especie.
¿Será que hemos caído en manos de una banda de locos suicidas? ¿Será que nosotros mismos tenemos un poco de eso, ya que estando al tanto de lo que está sucediendo, no somos capaces de tomar la decisión firme de detenerlos?
¿Será que nos quedaremos sentados, inertes, viendo como se termina todo?
Puede ser que como muchos dicen, ya hayamos hecho tanto daño al planeta que fin es inevitable. Mucho creemos que no. Y por eso, seguiremos luchando por impedirlo.
Ricardo Natalichio – Director EcoPortal.net