Una joven fabrica molinos eólicos para escuelas rurales sin energía

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Luciana Proietti es voluntaria de la ONG 500 RPM y fabrica molinos eólicos de 500 revoluciones por minuto para comunidades rurales sin acceso 
a energía eléctrica. Antes trabajó en blueEnergy, una organización sin fines de lucro que abastece de energía a comunidades rurales de la costa del Caribe, en Nicaragua, a través de aerogeneradores y paneles solares.
 

Conoció a su actual pareja y compañero de trabajo, Esteban Van Dam, en esa organización con el cual comparten un sueño. Difundir la idea de los aerogeneradores en Argentina para abastecer a comunidades que viven en zonas rurales y no tienen energía eléctrica.
 
“Sabemos cuáles son las necesidades de nuestro país y nuestro potencial eólico es mucho más grande que Nicaragua”, advierte convencida.
 
Este tipo de tecnologías se utilizan en otros países y tienen la ventaja de que sus piezas se arreglan fácilmente porque son de fabricación manual y mecánica. Un molino eólico puede abastecer de energía eléctrica a una escuela, en luminarias y en el uso de computadoras.
 
El costo de fabricación e instalación de un molino eólico oscila entre 20 y 25 mil pesos y su mantenimiento es económico. Los equipos tienen una vida útil de 20 años y las baterías de unos cuatro. Su reposición cuesta entre cinco y seis mil pesos.
 
Luciana es oriunda de Bell Ville pero vive con su novio en Olivos, provincia de Buenos Aires. Ella recuerda con orgullo que su abuelo, Miguel Fausto Audisio, fundó una escuela rural cerca de San Antonio de Litín, localidad ubicada a unos 45 kilómetros de Bell Ville.
 
Luciana rememora la odisea que fue trasladar los molinos eólicos en embarcaciones hasta la comunidad Punta Mono (Monkey Point) en Nicaragua. “Eran unos 15 hombres para bajar las torres con unos cables de acero. La gente llamaba a los gritos a otros vecinos para ayudar”, señala.
 
Ella reconoce que este trabajo le sirvió para tener más apertura mental y para conocer a otras culturas. “Aprendí a compartir y a comprender que sus tiempos son distintos a los nuestros”, dice reflexiva.
 
También aclara que solo trabajan en la construcción de molinos para personas, escuelas y zonas rurales que no tienen energía eléctrica. “Intentamos comprometer a toda la comunidad para que aprendan a construirlo y a repararlo sin que dependan de nosotros para hacerlo”, finaliza.

La Voz del Interior

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