Así como la selva del Amazonas es rica en biodiversidad, debajo de las olas existen bosques de algas que albergan algunas de las especies más únicas en el planeta. Este ecosistema se posiciona entre los más productivos del planeta, ya que es capaz de limpiar mucho del carbono que la actividad humana emite a la atmósfera.
Como consecuencia de la emergencia climática global, sin embargo, estos bosques submarinos podrían estar en riesgo.
¿Cómo son los bosques de algas?
Las algas son organismos vivos. Tienen la particularidad de ser las plantas submarinas que tienen más crecimiento en el mundo, con un promedio de 30 centímetros anuales. Los bosques de algas, por tanto, son fácilmente recuperables si las condiciones marítimas así lo permiten.
Uno de los obstáculos más duros a los que este ecosistema costero se enfrenta es el aumento en las temperaturas de las aguas, de acuerdo con un estudio reciente conducido por la Universidad de Queens, en Australia. Sin las condiciones anteriores, las algas difícilmente pueden crecer adecuadamente. En algunos casos, incluso, se secan por completo, dejando áreas completas sin vegetación marina.
Lo que antes eran hectáreas de verdor debajo de las olas se ha reducido significativamente, de acuerdo con el registro de Biodiversidad mexicana. Como ecosistemas superficiales, son presa fácil para la pesca industrial y la contaminación química de los mares. Sin ellos, los nutrientes que el agua necesita para ser habitable se pierden.
Un esfuerzo de cartografía submarina
Tomando en cuenta el carácter vital que los bosques de algas tienen para la limpieza de la atmósfera y la subsistencia de una amplia diversidad de especies, un equipo de científicos australianos se dio a la tarea de ubicarlos en un mapa global. La premisa fue simple: saber en dónde y qué condiciones se encuentran nos puede ayudar a preservarlos y tratar de restablecerlos.
Se tenía registro de que se localizaban principalmente en los trópicos de Cáncer y Capricornio, en las latitudes medias del planeta para ambos hemisferios. La importancia de localizarlos con más precisión radica en que dependemos de los organismos fotosintéticos que los componen —es decir, las algas— para producir gran parte del oxígeno que necesitamos para vivir.
De la misma manera, diversas especies marinas sustentan su dieta en el crecimiento sano de estas plantas submarinas, que utilizan para resguardarse y protegerse. Por esta razón, el equipo de la Universidad de Queens tiene el propósito de no sólo ubicarlos, sino de presentar un plan de acción para mantenerlos sanos, estables y en crecimiento: “Las algas gigantes son el organismo de más rápido crecimiento en la tierra, y cuando perdemos un bosque, estamos perdiendo una increíble reserva de carbono, un hábitat para la biodiversidad marina, zonas de reproducción para las poblaciones de peces y un amortiguador de erosión para las comunidades costeras”, explican los expertos en un comunicado.
Conforme la calidez del agua aumenta en frecuencia y severidad, es un imperativo en la agenda de conservación del mundo saber cómo deben de protegerse puntualmente. El monitoreo cercano y cuidadoso de estas áreas marinas podría ser un muy buen primer paso para lograrlo. A partir de tecnología satelital, este equipo ya está ubicando los refugios ecológicos clave para mantenerlos tal y como están —y en el mejor de los casos, restablecerlos a su funcionalidad original.