Un equipo de cientĂficos explorĂł las cordilleras submarinas Salas y GĂłmez y Nasca, ubicadas en el ocĂ©ano pacĂfico frente a Chile y PerĂș. Lo que descubriĂł fue un ecosistema de aguas profundas Ășnico donde habitan especies sumamente frĂĄgiles que no existen en ningĂșn otro lugar del planeta.
La expediciĂłn es una de las pocas que se han realizado en aguas profundas de estas cadenas montañosas que se extienden bajo el mar a lo largo de 2900 km. Estos montes submarinos, a pesar de que han sido identificados por cientĂficos como una de las ĂĄreas ecolĂłgicamente mĂĄs importantes a nivel mundial, aĂșn siguen siendo, en gran parte, un misterio para la ciencia.
ÂżLa razĂłn? Se trata de un zona remota, ubicada a casi 3500 kilĂłmetros del continente sudamericano. Por lo tanto, âllegar allĂ no es tarea fĂĄcilâ, contĂł Daniel Wagner, asesor tĂ©cnico de ciencias oceĂĄnicas de ConservaciĂłn Internacional y coautor del estudio. AdemĂĄs, âestudiar los ecosistemas profundos requiere de grandes embarcaciones de investigaciĂłn oceanogrĂĄfica con tecnologĂas modernas, lo que implica elevados costos operativosâ, explica Wagner.
Para superar esta dificultad, lo que hicieron los cientĂficos fue asociarse y es por eso que este estudio, cuyos resultados fueron publicados en la revista cientĂfica PlosOne, se realizĂł como parte de Coral Reefs on the High Seas Coalition, una alianza global de socios que tiene como objetivo promover la ciencia, la comunicaciĂłn y el apoyo necesarios para conservar los arrecifes de coral en alta mar.
En conjunto, el equipo de cientĂficos de la National Geographic Society, la organizaciĂłn ConservaciĂłn Internacional, la Universidad CatĂłlica del Norte (Chile), la Universidad de HawĂĄi y la Universidad de Texas Rio Grande Valley identificĂł mĂĄs de 120 especies a lo largo del lecho marino, 14 de las cuales son particularmente frĂĄgiles a los impactos humanos y se consideran indicadoras de ecosistemas marinos vulnerables.
âLas cordilleras de Salas y GĂłmez y Nasca son uno de los puntos crĂticos de biodiversidad mĂĄs singulares de la Tierra y apenas hemos comenzado a explorarloâ, dijo Alan Friedlander, autor principal del estudio y cientĂfico jefe de National Geographic Pristine Seas, por lo que âesta regiĂłn necesita ser protegida utilizando las mejores medidas de conservaciĂłn disponibles si esperamos preservar su extraordinariamente singular biodiversidadâ, agregĂł.
Un ecosistema vulnerable
Entre las especies mĂĄs raras que han observado estĂĄ el pez damisela de color neĂłn (Chromis mamatapara), que fue descubierto el año pasado y que hasta la fecha solo se conoce en las islas de Rapa Nui, Salas y GĂłmez y los montes submarinos adyacentes. Durante la expediciĂłn tambiĂ©n pudieron ver un pez barba (Polymixia salagomeziensis), descubierto recientemente y que solo se ha registrado en la cordillera de Salas y GĂłmez, el pez salpicĂłn rojo que por encontrarse solo en los ecosistemas de arrecifes a lo largo de la Cordillera de Nasca recibe el nombre cientĂfico de Plectranthias nazcae y la morena de las profundidades (Gymnothorax bathyphilus).
âLas especies marinas de esta regiĂłn son extraordinarias y Ășnicasâ, dice Wagner. De hecho, precisa el cientĂfico, para muchos grupos u organismos casi la mitad de sus especies son endĂ©micas, lo que significa que no existen en ningĂșn otro lugar de la Tierra. Incluso, para ciertos grupos, el porcentaje de endemismo supera el 50 %. Es el caso de los peces de arrecife, por ejemplo, donde casi el 90 % de las especies son endĂ©micas.
âEsto hace que la regiĂłn sea una de las principales prioridades de conservaciĂłn a nivel mundial, ya que si perdemos los hĂĄbitats y las especies de esta regiĂłn, se perderĂĄn no solo allĂ sino que en todo el planetaâ, explica el experto.
AdemĂĄs, las tasas de descubrimiento de nuevas especies en esta regiĂłn son particularmente altas, asegura el cientĂfico, lo que indica que aĂșn hay una gran cantidad de especies desconocidas para la ciencia.
Pero este estudio, ademĂĄs de confirmar la importancia ecosistĂ©mica de las cordilleras Salas y GĂłmez y Nasca, tambiĂ©n confirmĂł su vulnerabilidad. âLas especies que habitan en aguas mĂĄs profundas suelen tener un crecimiento mucho mĂĄs lento y una vida mĂĄs larga que las que se encuentran en aguas menos profundasâ, asegura Wagner. Como resultado, agrega, âcualquier perturbaciĂłn que afecte a las profundidades marinas puede tener impactos muy duraderos en los ecosistemasâ.
Desafortunadamente, existen varias amenazas para las profundidades marinas de esta regiĂłn que hacen que la fauna sea particularmente vulnerable. Una de ellas âproviene de las flotas pesqueras extranjeras a gran escala, principalmente de China, que representaron mĂĄs del 72 % del esfuerzo pesquero total en esta regiĂłn entre 2012 y 2020â, señala el estudio. A esto se suma la minerĂa de los fondos marinos y la acidificaciĂłn de los ocĂ©anos. Por eso âesta regiĂłn necesita ser protegida utilizando las mejores medidas de conservaciĂłn disponibles si esperamos preservar su extraordinariamente singular biodiversidadâ, dijo Friedlander.
La necesidad de protecciĂłn
Dentro de las aguas chilenas hay tres ĂĄreas marinas protegidas que incluyen parte de la cordillera Salas y GĂłmez. Estos son los Parques Marinos Nasca-Desventuradas, Motu Motiro Hiva y el Ărea Marina Protegida de Usos MĂșltiples Rapa Nui.
A su vez, dentro de las aguas peruanas, la recién declarada Reserva Nacional Cordillera de Nasca protege una parte de la cordillera que lleva ese nombre.
Sin embargo, mĂĄs del 73% de estas dos cordilleras estĂĄ ubicado en aguas internacionales, fuera del territorio marĂtimo de PerĂș y Chile, por lo que âes poco probable que la biodiversidad que estĂĄ protegida por estos parques y reservas sea representativa de la vida que hay en estas cordillerasâ, señala Wagner.
De hecho, las limitadas exploraciones en aguas profundas que se han realizado en estos remotos lugares han advertido que cada uno de los montes submarinos que componen estas cordilleras parecen tener una composiciĂłn comunitaria Ășnica, con muy pocas especies compartidas y esta investigaciĂłn lo confirmĂł una vez mĂĄs. Por lo mismo, âproteger solo algunos de estos montes submarinos puede ser insuficiente para conservar completamente la biodiversidadâ, asegura el cientĂfico.
SegĂșn el estudio, para resguardar efectivamente la biodiversidad de Salas y GĂłmez y Nasca, es necesario crear una ĂĄrea marina protegida en altamar e impedir que en la zona se realicen actividades pesqueras y mineras.
Para lograrlo, serå necesario que se concrete un tratado global que estå siendo discutido en las Naciones Unidas y que tiene por objetivo proteger los océanos fuera de las jurisdicciones nacionales, es decir, en altamar o aguas internacionales.
En cuanto a la amenazas del cambio climĂĄtico, como la acidificaciĂłn del ocĂ©ano, âun ĂĄrea marina protegida no resolverĂĄ los problemasâ, precisa Wagner. Sin embargo, los parques y reservas, al reducir los factores de estrĂ©s humanos y priorizar la conservaciĂłn, brindan a los ecosistemas Ășnicos de esta regiĂłn una oportunidad mucho mayor de superar los impactos inminentes del cambio climĂĄtico, asegura el experto. En otras palabras, las ĂĄreas protegidas aumentan la resiliencia de los ecosistemas marinos, por lo que los cientĂficos esperan que las negociaciones en Naciones Unidas se concreten cuanto antes. Los extraordinarios ecosistemas de Nasca y Salas y GĂłmez, que aĂșn tienen mucha vida para continuar sorprendiendo a la ciencia, podrĂan ser uno de los primeros candidatos a ser protegidos en alta mar.