Recuperar cantos de aves que parecían perdidos ya es posible con la ayuda de la tecnología. A través de robots e inteligencia artificial, científicos argentinos lograron que ejemplares juveniles de chingolo (Zonotrichia capensis) aprendan cantos que ya no escuchaban en la naturaleza. Ahora vienen trabajando para replicar esta experiencia con aves amenazadas de la Patagonia.
El proyecto partió con las anotaciones musicales manuscritas del ornitólogo argentino Fernando Nottebohm, quien había registrado diversos cantos de aves en el Parque Pereyra Iraola (al norte de La Plata) en los años 60.
Al volver a esta misma área, seis décadas después, los investigadores registraron los cantos actuales de chingolos para saber cuántos habían sobrevivido. Con sorpresa, notaron que eran muy pocos los que se habían preservado.

Tecnología para recuperar cantos de aves
¿Qué pasaría si fueran exhibidos otra vez los cantos antiguos a través de robots acústicos? ¿Esas reproducciones artificiales serían consideradas por los chingolos juveniles como modelos imitables? fueron preguntas que se hizo Gabriel Mindlin, director del Instituto de Física Interdisciplinaria y Aplicada (INFINA) de la UBA (Universidad de Buenos Aires).
Durante la primavera, tres dispositivos fueron colocados en el parque para que todas las mañanas emitieron un par de cantos por minuto, con periodos intercalados de pausa.
Al volver a la temporada siguiente, notaron que los juveniles habían incorporado a su repertorio las melodías del tutor mecánico. Mindlin refiere que este hallazgo permitiría contrarrestar la pérdida en cultura de ciertas aves debido a la reducción de población adulta.
“Cuando se habla de biodiversidad se habla de genética, pero también hay una cultura animal, esta fue una oportunidad para ver si se podía resucitar algunos fragmentos de cultura”, señala.

El aporte de la Inteligencia Artificial
Para la reconstrucción de los cantos, en base a los datos recolectados por Nottebohm, los científicos usaron herramientas de la ciencia interpretable como sistemas dinámicos y logaritmos.
En el caso de la Inteligencia Artificial, esta herramienta les permite una clasificación más personalizada de cada ejemplar. Esta tecnología resulta importante para el estudio y monitoreo de especies amenazadas. “Una vez que se tiene el patrón sonoro, la IA nos sirve para clasificar e identificar a cada individuo por su canto”, explica Mindlin.
El equipo continúa perfeccionado la metodología y asumiendo nuevos objetivos. Vienen trabajando con el Programa Patagonia de Aves Argentinas, en la provincia de Santa Cruz, en la identificación de ejemplares de gallineta chica (una especie amenazada) a través de sus vocalizaciones. Debido a las dificultades para visualizarla en campo por lo agreste de su hábitat (territorios ralos del desierto patagónico), se busca identificar y seguir a los individuos por medio de sus cantos. “Estamos trabajando para monitorear a la población a través de sensores acústicos”, dice Mindlin.
A su vez, en el mismo parque Pereyra Iraola, diseñan la segunda parte de la investigación con chingolos. “Estamos tratando de replicar el trabajo con animales anillados. Queremos ver la evolución de esta comunicación que introducimos en el campo. Queremos ver si los juveniles que incorporaron el canto lo transmiten a sus hijos o si desaparece”, anota Mindlin.
Dato
El científico explica que las aves cantan por dos razones: por la defensa de la territorialidad y por la búsqueda de pareja para la reproducción.