Durante los últimos siete meses, la planta recuperadora de residuos de Peuma logró producir 30 toneladas de compost, un abono natural y ecológico elaborado a partir de residuos orgánicos como cáscaras de frutas, restos de yerba y hojas. El compost obtenido será destinado a los viveros provinciales, dado que estos lugares utilizarán la tierra para mejorar la calidad de los suelos y potenciar la producción vegetal.
Este logro fue destacado en el marco de la Semana Internacional de Concientización sobre el Compost, celebrada del 4 al 10 de mayo, que busca educar a la población sobre los beneficios del compostaje y su impacto positivo en el ambiente.
“Todo el compost que generamos surge de residuos que la gente separa correctamente en sus hogares. Es un proceso lento, pero muy valioso”, explicó Rocío Pereyra, jefa de la planta de Peuma. El proceso requiere condiciones muy específicas de temperatura y humedad, y se extiende entre seis y siete meses desde que ingresan los residuos hasta que se obtiene el producto final.

Un proceso biológico con múltiples beneficios
El procedimiento comienza con la fermentación aeróbica de los residuos, en una primera etapa donde la temperatura sube hasta los 60 °C y se mantiene mediante riego constante. Luego, el compost entra en una fase de maduración, en la que la mezcla se enfría y continúa recibiendo humedad y aireación diaria hasta estabilizarse a temperatura ambiente.
Al final del proceso, el material pasa por una máquina llamada trommel, que separa los restos no compostados de la tierra fértil, dejando listo un abono natural ideal para enriquecer suelos sin necesidad de fertilizantes químicos.
Peuma demuestra que, con compromiso ciudadano y políticas de gestión de residuos adecuadas, el residuo puede convertirse en un recurso. Separar los residuos orgánicos en origen es el primer paso hacia un modelo de desarrollo ambientalmente responsable.

¿Por qué el compost es clave para el futuro?
El compostaje es una de las formas más efectivas de aplicar la economía circular en casa. Al transformar los residuos orgánicos en abono, se reduce el volumen de basura enviada a rellenos sanitarios, se mejora la salud del suelo y se disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero como el metano, que se genera en los basurales por descomposición anaeróbica.
Además, el compost actúa como una fuente natural de nutrientes, mejorando la estructura del suelo, promoviendo la biodiversidad microbiana y aumentando su capacidad de retención de agua. Esto es especialmente relevante en contextos de crisis climática, donde los suelos fértiles escasean y las sequías son cada vez más frecuentes.
Fuente: Sec. Estado de Ambiente y Desarrollo Sustentable de San Luis.