Una expedición científica logró un acontecimiento histórico en enero. Descendieron por primera vez a más de 8.000 metros de profundidad para investigar la Fosa de Atacama, ubicada a 160 kilómetros de la costa chilena donde descubrieron algo que significó un llamado de atención para toda la humidad.
La Fosa de Atacama es una hendedura de más de 8.000 metros ubicada frente a las costas de Chile y Perú. Los científicos del Instituto Milenio de Oceanografía de la Universidad de Concepción de Chile, que por primera vez descendieron a los misterios del océano develaron algo que los dejó asombrados, en la profundidad encontraron una bolsa de plástico azul.
“Fue un balde de agua fría constatar que, antes que nosotros, habían llegado nuestros desperdicios”, expresó Osvaldo Ulloa, director del Instituto Milenio de Oceanografía quien junto a Rubén Escribano subdirector del Instituto, cumplieron el sueño de recorrer por primera vez las profundidades de la Fosa Perú Chile. Además otro participante de la expedición fue el explorador estadounidense Víctor Vescovo, quien en 2019, se convirtió en la primera persona en visitar los cinco puntos más profundos de los cinco océanos a bordo de un sumergible especialmente construido para cumplir la misión, según consignó la BBC.
Las primeras imágenes del hallazgo muy preocupante para toda la humanidad fueron publicadas por el portal de noticias El Mostrador. En ellas se pudo distinguir con claridad la bolsa de residuos de color azul que descendió más de 8000 metros hasta llegar a las profundidades oceánicas. Esto sirvió como un llamado de atención a la todas las personas para redoblar los esfuerzos y tomar verdadera conciencia sobre la contaminación y el daño que sufre el medio ambiente.
“Los plásticos, sobre todo, quedarán en el fondo del mar por siglos, no como un hito de nuestra audacia y avance tecnológico, sino que de nuestra soberbia e insensibilidad frente al daño que les estamos ocasionando a los océanos”, expresó Osvaldo Ulloa quien llamó a tomar conciencia sobre la preocupante situación que develó la misión realizada en enero de este año. “La verdad que es bien dramático saber que hay basura a más de 8 mil metros. Necesitamos hacer un cambio cultural urgente, dejar de pensar que el océano es un gran vertedero”, concluyó el investigador.