La presencia del crimen organizado, la impunidad, el exceso de trámites burocráticos y la falta de políticas y presupuesto para fortalecer la silvicultura han hecho aún más difícil el panorama para las comunidades que producen madera legal.
Entre las principales causas están la falta de control de la autoridad ambiental y el creciente interés de los madereros ilegales que se aprovechan de las circunstancias.