Las Cataratas del Iguazú sufrieron este año una crecida sin precedentes del río, que aumentó unas 30 veces su caudal, dejó inoperable el acceso a su mayor salto, la Garganta del Diablo, y puso a prueba el sistema de pasarelas desmontables, gracias al cual ese emblemático paseo se recuperó y funciona a pleno como todos los circuitos de ese polo turístico.
Unas lluvias inusuales en toda la cuenca del Iguazú -cuya mayor parte está en Brasil- llevaron a principios de junio el volumen de agua que pasa por la Garganta del Diablo, de 1.500 metros cúbicos por segundo (m3/s) a una marca histórica de 45.000 m3/s.
Luego de décadas en que crecidas menores del río (la máxima había sido de 36 mil m3/s en 1992) destruían los pilotes y dejaban inhabilitado por años el acceso al mirador, en 1996 se inauguró un inédito sistema de módulos desmontables.
La idea diseñada por Parques Nacionales fue instalada por Iguazú Argentina, concesionaria del sector turístico del Área Cataratas del Parque Nacional Iguazú.
Los aproximadamente 1.100 metros de pasarelas que llevan desde Puerto Canoas a la Garganta del Diablo, a una decena de metros sobre el río y a través de isletas, son conformados por un centenar de módulos que pueden ser desmontados cuando el caudal aumenta a un punto en el que puede romper las estructuras.
Fue así que el 8 de junio último, cuando el agua que pasaba por ese sector superó los 4.000 m3/s se puso en marcha el protocolo de seguridad y se rebatieron los módulos, de los cuales 82 fueron arrastrados corriente abajo -desde donde luego los recuperarían- sin dañar las bases del complejo.
En el momento crítico fueron cerrados todos los circuitos (Superior e Inferior) y paseos y hasta el acceso al Área Cataratas, pero cuando las condiciones permitieron la reapertura, el gran caudal convirtió a los saltos en un atractivo inusual y fueron muchos los turistas que querían verlo con tal magnitud.
Era época de pre Mundial, y muchos viajeros que iban a Brasil hicieron un alto para ver los otros saltos que, con el inusitado caudal, se asemejaban a la Garganta del Diablo en épocas normales.
Esta vez, la rápida reacción desde el Parque Nacional Iguazú, en conjunto con Iguazú Argentina, y un buen manejo de la información, generaron confianza en los operadores turísticos, en especial del exterior y se mantuvo la actividad.
Pronto el agua bajó y se reabrió la totalidad de los otros circuitos y actividades para los visitantes, pero había que reabrir el acceso al mayor de los saltos.
La dura tarea de recuperación y colocación de las pasarelas conforme los estándares fiscalizados por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) fue llevada a cabo en conjunto por Parques Nacionales y la firma concesionaria.
De esta manera, tras superar la crecida más grande registrada en el lugar, las Cataratas del Iguazú cierran 2014 con todos sus circuitos a pleno y tras haber superado nuevamente los 1,2 millones de turistas anuales.
Además de haber sido declaradas una de las Nuevas 7 Maravillas Natural del Mundo en 2011, este atractivo turístico no se detiene en ninguna estación, porque como lo dijo el intendente del PN Iguazú, Juan Sergio Bikauskas, ‘acá hay turismo de vacaciones de invierno, verano y fines de semana largo’.