Un equipo internacional de científicos ha encontrado ADN de perros mapache en muestras que también tenían coronavirus SARS-CoV-2 obtenidas en enero de 2020, en las superficies del mercado de Huanan de la ciudad china de Wuhan, según han confirmado los propios autores a la revista estadounidense The Atlantic.
El hallazgo no demuestra nada, pero es otra pista que apunta a que el virus saltó desde estos animales a los humanos en ese mercado, en el que se vendía todo tipo de seres vivos de manera ilegal y sin mínimas medidas de higiene.
La pandemia de covid ha matado a casi siete millones de personas desde entonces, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los perros mapache, de la familia de los zorros, son carnívoros nocturnos que se crían por millones en las granjas peleteras chinas para comerciar con sus pieles.
Otro coronavirus que apareció en China en 2002 y mató a casi 800 personas, el virus del síndrome respiratorio agudo grave (SARS), también se detectó en un mercado de animales de Guangdong en perros mapache, además de en la civeta de las palmeras enmascarada, un pequeño mamífero del sudeste asiático.
La dictadura china optó por el secretismo desde el inicio de la pandemia. La comunidad científica internacional no había tenido acceso a estas muestras hasta los primeros días de este mes, cuando investigadores de una agencia gubernamental china, el Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades, subieron esos datos genómicos a un archivo público llamado GISAID.
Los retiraron enseguida sin dar explicaciones, pero la bióloga Florence Débarre, del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, ya se los había bajado a su ordenador, según detalla The Atlantic.
El ecólogo estadounidense Michael Worobey, de la Universidad de Arizona, ha sido uno de los responsables del análisis de los datos chinos. Es uno de los principales expertos del mundo en el origen de los virus.
Su laboratorio ya reveló hace siete años que el VIH surgió en África en la primera mitad del siglo XX, saltó probablemente a Haití en la década de 1960 y desde allí pasó a Nueva York en 1970.
El equipo ha encontrado material genético de perros mapache en varias muestras tomadas en el mercado de Huanan, incluidas algunas obtenidas en un carro de la compra y en una máquina para desplumar aves de corral.
Los investigadores presentaron sus resultados el martes en su grupo de especialistas en nuevos patógenos que asesora a la Organización Mundial de la Salud, siempre según la revista estadounidense.
Los nuevos datos todavía no se han publicado, pero un análisis genético previo de estos investigadores, publicado en Science, ya apuntaba a este origen.
En una rueda de prensa, el director general de la OMS, Tedros Adhanom, ha criticado la opacidad del Gobierno chino: “Más de tres años después de que comenzara este brote, todavía no sabemos cómo se produjo, debido a la falta de cooperación de China para ser transparente en el intercambio de datos, realizar las investigaciones necesarias y compartir los resultados”, ha criticado, según recoge EFE.
Otro de los autores del estudio, el virólogo australiano Edward Holmes, visitó el mercado de Huanan en 2014 y fotografió jaulas con perros mapache en el puesto 29, el mismo en el que se tomaron muestras en los primeros días de la pandemia de covid.
La comunidad científica ya esperaba otro salto de coronavirus desde su reservorio natural, los murciélagos, a los humanos, a través de algún hospedador intermedio, como los perros mapache vendidos en los mercados de animales vivos de China. Por eso Holmes, de la Universidad de Sídney, vigilaba estos lugares.
El director del Instituto de Virología del Hospital Charité de Berlín, Christian Drosten, señaló directamente a los criaderos chinos desde el inicio de la pandemia. “Los perros mapache son una enorme industria en China, donde se crían en granjas y también se capturan en la naturaleza por sus pieles. Si alguien me diera unos pocos cientos de miles de dólares y libertad de movimientos en China para encontrar la fuente del virus, buscaría en los lugares donde se crían perros mapache”, afirmó el 26 de abril de 2020 en una entrevista con el diario británico The Guardian.
La historia se repite cada poco tiempo. La viróloga Shi Zhengli, conocida como Batwoman por sus investigaciones con murciélagos en el Instituto de Virología de Wuhan, publicó en 2018 que otro coronavirus, bautizado SADS-CoV, saltó de los murciélagos a los cerdos, provocando un brote de diarrea que mató a unos 25.000 lechones en cuatro granjas de la provincia china de Guangdong. En aquella ocasión, el virus no pasó de los cerdos a los humanos.
La hipótesis del salto natural desde los perros mapache a las personas en el mercado de Huanan no es la única sobre la mesa para explicar el origen de la pandemia. Cuando se empezaron a conocer los primeros casos de neumonías en Wuhan a finales de diciembre de 2019, la propia Shi Zhengli pensó que un virus podría haber salido de su laboratorio, según reconoció ella misma en marzo de 2020 en la revista Scientific American. Tenía todo el sentido. El Instituto de Virología de Wuhan está a una docena de kilómetros del mercado de Huanan.
Los coronavirus, además, ya se habían escapado otras veces de los laboratorios chinos. La OMS mostró su “preocupación” el 18 de mayo de 2004, después de que dos investigadores del Instituto Nacional de Virología de Pekín se infectaran con el coronavirus del SARS en el laboratorio. El primer científico enfermó a finales de marzo, pero la dictadura china lo ocultó hasta el 22 de abril de ese año. La hipótesis de otra fuga de un laboratorio como inicio de la pandemia de la covid era lógica, pero de momento todas las pruebas científicas apuntan en otra dirección: el mercado de animales vivos de Huanan. El Departamento de Energía de Estados Unidos y el FBI siguen considerando lo más probable que el SARS-CoV-2 se escapara de un centro científico en Wuhan, pero reconocen que no tienen ninguna prueba concluyente. Otros cuatro organismos gubernamentales estadounidenses, incluyendo el Consejo Nacional de Inteligencia, apoyan la hipótesis del salto natural desde los animales.
Otro de los autores del nuevo estudio, el biólogo danés Kristian Andersen, ha resumido su opinión en The Atlantic, reconociendo que sus resultados no demuestran que hubiera perros mapache infectados por el SARS-CoV-2 en Wuhan. “¿Creo que había animales infectados en el mercado? Sí, lo creo. ¿Estos nuevos datos se añaden a pruebas anteriores? Sí”, ha explicado Andersen, del Instituto Scripps, en la ciudad estadounidense de San Diego. “¿Estamos seguros de que el hospedador intermedio fueron perros mapaches? No. ¿Están en los primeros lugares de mi lista de potenciales hospedadores? Sí, pero no son los únicos”.