Vistos desde un microscopio, los tardígrados son osos esponjosos con ocho patas cortas y garras delicadas. Su hocico tubular los hace lucir como una especie sacada de la ciencia ficción, pero la realidad es aún más increíble. Estos animales diminutos son capaces de sobrevivir a la congelación, agua hirviendo, y la falta de alimento y agua.
En escenarios hostiles o fatales para la mayoría de las formas de vida, los tardígrados han mostrado una resistencia casi indestructible. En respuesta a la deshidratación extrema, se enrollan en pelotas apretadas llamadas tun, y de esta forma pueden sobrevivir durante décadas.
Un estudio reciente halló el origen de este mecanismo de protección, qué evita que estos animales mueran ante la desecación prolongada. La clave se encuentra en una proteína que solo ellos producen.
La proteína que hace inmortal a los tardígrados
Los investigadores se centraron en las proteínas citoplasmáticas abundantes solubles en calor (CAHS) únicas en los tardígrados, y que están involucradas en su supervivencia. Concluyeron que esta convierte el interior de las células en gel, lo que evita que la célula colapse.
Para el estudio, se deshidrataron las células portadoras de CAHS y analizaron cómo cambiaban. La condensación ocurrió en pocos minutos, y se pudo revertir con la misma rapidez. En un periodo de seis minutos, una célula podría funcionar de forma normal tras la deshidratación.
“Estas proteínas cahs se polimerizan reversiblemente en muchos filamentos similares a citoesqueletos, dependiendo del estrés hiperosmótico en células cultivadas, y experimentan una transición de gel reversible in vitro”, escriben los autores en Plos Biology.
Gracias a esta proteína, los cerditos de musgo, como también son conocidos, pueden tolerar la deshidratación casi completa. Incluso, al entrar en un estado ametabólico llamado anhidrobiosis, y reanudar su animación tras la rehidratación.
Más de 300 proteínas protectoras
Los tardígrados producen grandes cantidades de proteínas protectoras exclusivas de su especie, menciona el estudio. Estas se identificaron en el linaje de los eutardígrados, una clase importante del filo tardigrada, y son esenciales para su supervivencia ante la ausencia de agua o la desecación.
“No se han informado tales proteínas en otros organismos tolerantes a la desecación”, afirmó Takekazu Kunieda, biólogo de la Universidad de Tokio que dirigió la investigación.
Esta proteína que ha llevado a los tardígrados a sobrevivir a condiciones extremas en la Tierra y al vacío en el espacio, no son los únicos protectores de esta especie casi inmortal. Los investigadores anunciaron que aún hay muchas proteínas tardígradas que quedan por estudiar. En el cuerpo de estos animales extremófilos hay más de 300 proteínas que reaccionan al estrés de la desecación.
Estos osos invertebrados viven en promedio 60 años, y la mitad de estos sobreviven sin comida ni agua y pueden resistir a temperaturas de congelación y a la ebullición del agua durante una hora.