Logran convertir el gas metano de las vacas en biocombustible

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Dos años atrás, los investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) presentaron una novedosa ‘mochila’ que, colocada sobre el lomo de su vaca, permitía recolectar el gas metano generado por el animal, para así medirlo y avanzar en estrategias para reducir esas emisiones.

Ahora, duplicaron la apuesta: no sólo logran capturar esos gases, también los purifican y comprimen para reutilizarlos como fuente de energía alternativa. Y aseguran que este biocombustible puede proveer luz y calor para uso doméstico, hacer funcionar heladeras y hasta un automóvil.
 

‘Como los bovinos liberan gases de efecto invernadero a la atmósfera, proponemos una forma económica y práctica de secuestrar esas emisiones y utilizarlas como sustituto energético’, afirma Guillermo Berra, coordinador del grupo de Fisiología Animal del INTA Castelar, e indica que este logro permitiría en el futuro suplir el uso de gas natural comprimido, ante la progresiva disminución de las reservas de energía convencional. ‘En aquellos lugares donde las redes no llegan, los productores tendrían una alternativa para cocinar, iluminar sus viviendas e, incluso, manejar sus autos’, agrega el experto, y bromea sobre las vacas como ‘biodigestores con patas’.
 
En efecto, el biometano purificado y comprimido puede ser utilizado para generar energía calórica, lumínica y motriz. De acuerdo a Ricardo Bualo, otro de los técnicos que participa del proyecto del INTA, ‘una vaca emite alrededor de 300 litros de metano por día, que pueden ser utilizados para poner en funcionamiento una heladera de 100 litros de capacidad a una temperatura de entre dos y seis grados durante un día completo’.
 
De hecho, el proyecto nació asociado a la necesidad de reducir las emisiones. Berra explica que lo que se busca es ‘aprovechar la fermentación anaeróbica que tiene lugar en el interior del rumen (la primera cavidad del aparato digestivo de los rumiantes) para obtener energía renovable y también para implementar un mecanismo de reducción de esos gases’. 
 
Los investigadores de Castelar compararon la funcionalidad de un bovino con la de un biodigestor de desechos orgánicos y consideraron que ‘ambas tienen una fermentación carente de oxígeno, aunque producen metano y dióxido de carbono en proporciones diferentes’, explica Berra.
 
Para capturar el gas, los técnicos utilizaron un sistema de cánulas comunicadas directamente con el interior del rumen, donde se genera el metano que la vaca eructa, para llenar una bolsa plástica que, a modo de mochila, se ubica en el lomo del animal. 

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