Orangutanes: a un paso de la extinción

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Se calcula que el 50 % de los orangutanes vive en estado salvaje en los bosques tropicales de Borneo y Sumatra, gravemente amenazados por la deforestación para la extracción de madera, minerales o para el cultivo, destacando el de aceite de palma, que está presente en aproximadamente la mitad de los productos de los supermercados.

Las selvas tropicales cubren un 12 % de la superficie terrestre y, al ritmo en que avanza su degradación, se pierde el equivalente a 27 campos de fútbol cada minuto. Estos espacios son vitales para la supervivencia de muchas especies, incluida la humana. Ya que generan grandes cantidades de oxígeno y absorben buena parte de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, estabilizando los patrones climáticos.

Los orangutanes tienen un papel esencial en la conservación de las selvas del sudeste asiático, ya que son excelentes dispersores de semillas para muchas especies vegetales. Por tanto, esta problemática implica un círculo vicioso para la biodiversidad.

La desaparición del orangután supone un gran riesgo para estos bosques que, a medida que se degradan, dejan a las poblaciones de orangutanes aisladas. Contribuyendo así a su desaparición progresiva.

Quedan poquísimos

En los últimos 50 años, la población de orangutanes en el sudeste asiático se ha reducido en al menos un 60 % a causa de la actividad humana. Hace cien años, unos 300 000 orangutanes deambulaban por las selvas, pero hoy tan solo sobreviven 104 700 orangutanes de Borneo, unos 13 800 de Sumatra y 800 Tapanulis. Así, las tres especies están clasificadas “En Peligro Crítico” por la Lista Roja de la UICN.

Aunque se trata de una especie protegida, una media de 2 200 orangutanes de Borneo muere cada año debido a la caza, los conflictos en zonas agrícolas y el comercio ilegal. La caza furtiva continúa, así como el tráfico con su carne y sus cráneos, además de la venta de crías como mascotas que, en muchos casos, mueren durante el trayecto.

WWF: 50 años defendiéndo al orangután

Desde hace más de 50 años, WWF trabaja en colaboración con la población y administraciones locales de Borneo y Sumatra para proteger a los últimos orangutanes en libertad y para la conservación de sus hábitats a través de distintos proyectos que funcionan de forma sinérgica.

Para la recuperación de la especie, realizan censos y estudios para entender sus necesidades concretas, en la creación de espacios seguros y centros de rehabilitación para animales incautados y crías huérfanas, en la reintroducción de ejemplares en zonas protegidas, así como en el apoyo a leyes que persiguen su caza y comercio ilegal en todo el mundo. En España, también llevan a cabo campañas de movilización social como “Stop Tráfico de Especies”.

Desde el punto de vista de la regeneración de bosques tropicales, la organización se enfoca en asegurar una buena gestión de los espacios protegidos, defender aquellos que no lo están y en crear corredores biológicos con el objetivo de conectar poblaciones aisladas.

Por otro lado, participan en la lucha por una producción y comercio sostenible de los principales productos cuyo cultivo supone una mayor degradación de los bosques. Así, junto a las demás organizaciones que integran la Alianza Cero Deforestación, trabajan activamente para lograr la aprobación de la ley europea de deforestación importada.

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