Proyecto Vaquitas de San Antonio: cómo es la iniciativa que busca mapear su distribución en Argentina

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Las vaquitas de San Antonio, catarina o mariquita no es una sola. Hay más de 6.500 especies de vaquitas en el mundo, y en la Argentina habitan más de 160.

No todas son rojas con manchas negras. Algunas directamente no tienen manchas.

Desde hace tres años, 4.000 personas han estado observando a esos insectos en todo el país, les toman fotos y ayudan a un equipo de científicos a comprender cuál es la situación y la distribución de las poblaciones de especies nativas de las vaquitas de San Antonio y de las exóticas que se han vuelto invasoras y pueden provocar perjuicios.

¿Cómo es el proyecto que estudia a la especie?

Se trata del “Proyecto Vaquitas”, una iniciativa de ciencia ciudadana que empezó en 2019 con la idea de mapear la distribución de las vaquitas de San Antonio que pueden detectarse a simple vista.

Es organizada por investigadores, becarios, personal de apoyo y estudiantes de universidades e instituciones de Argentina y Chile.

Todo empezó a raíz de los resultados de otra iniciativa similar. “En 2018, nos habíamos puesto a buscar la presencia de una especie invasora, que se llama vaquita asiática multicolor.

Después de llevar a cabo ese proyecto nos dimos cuenta que faltaba información sobre las especies nativas, su distribución y sobre otras especies que podían estar afectando a sus poblaciones”, contó a Infobae la científica Victoria Werenkraut, del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA), que depende del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue.

Los voluntarios del Proyecto Vaquitas

“La alta participación de la gente en el Proyecto Vaquitas nos sorprendió y nos llena de satisfacción. No esperábamos que tantas personas se sumaran”, comentó Werenkraut.

En un país con tan amplio territorio como el de la Argentina, hacer una investigación con técnicas tradicionales de relevamiento de la biodiversidad de los insectos sería muy costoso e implicaría mucho tiempo.

En cambio, con la colaboración de los voluntarios, el equipo de científicos ya cuenta con más de 20.000 datos sobre las especies de vaquitas y algunos análisis preliminares de su situación nacional.

Se espera que los resultados finales del proyecto sirvan para el desarrollo de futuros programas de conservación de las vaquitas, que son parte del grupo de los coleópteros.

En ese grupo también están los escarabajos, los saltapericos, los gorgojos y las luciérnagas, entre muchos otros.

En el mundo, varias especies de vaquitas están amenazadas por la pérdida o la degradación del hábitat, el uso de insecticidas químicos, la contaminación, el cambio climático y la introducción de especies invasoras.

Durante los últimos dos años los investigadores estuvieron recorriendo provincias del Norte y el Centro del país.

Con apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y de la Administración Nacional de Parques Nacionales, el equipo de científicos dio charlas y talleres para la comunidad sobre los secretos de las vaquitas, que solo miden hasta 6 milímetros en longitud.

Según contó el doctor en biología Ramiro Ripa, los voluntarios mandan los datos con las imágenes acompañados de la ubicación geográfica del insecto por Whatsapp (+5492944239168), correo electrónico o por la plataforma ArgentiNat.

Con esos envíos y tras hacer una revisión en la bibliografía publicada, los investigadores han conseguido elaborar un catálogo con las especies encontradas en las distintas regiones del país.

Cuando se encuentra una vaquita, se puede consultar el catálogo por el teléfono celular y se puede identificar de qué especie se trata. También se puede enviar la imagen a los investigadores para el estudio que están haciendo.

“A través del proyecto, ya se pudieron detectar 7 especies que no estaban registradas dentro del territorio argentino. También tenemos imágenes que aún no se han identificado, pero podrían ser especies aún desconocidas”, comentó la bióloga.

Como otros insectos del grupo de los coleópteros, las vaquitas tienen un par de alas duras que se conocen como “élitros”.

Las alas duras protegen a su par de alas blandas, que permiten que vuelen. Además, las vaquitas tienen antenas pequeñas y clavadas, con un ensanchamiento en la punta, y patas cortas que muchas veces se esconden debajo del cuerpo.

Durante el verano en la Argentina, se ven más vaquitas y no solo en ambientes naturales: hay también en hogares dentro de las ciudades.

“Muchas personas han encontrado a la vaquita asiática multicolor dentro de sus casas y nos han enviado las imágenes.

Es porque esa especie puede hibernar durante el invierno en las casas”, comentó la científica.

Esa especie exótica fue introducida en el país en 1986 en la provincia de Mendoza como una manera de controlar plagas. Sin embargo, esa vaquita ganó terreno y se volvió invasora.

Ya se sabe que la vaquita asiática multicolor se come las larvas de las especies de vaquitas nativas.

Además ingiere el alimento de las especies nativas. “Es muy voraz”, resaltó Werenkraut. Eso significa que la especie exótica podría estar alterando a las poblaciones nativas.

La mayoría de las vaquitas tanto en estado larval como adulto son depredadoras y se alimentan de pulgones y otras plagas de cultivos como las cochinillas. Por eso, son reguladoras naturales de otros insectos.

Por ese “servicio” que brinda a los ecosistemas, las vaquitas han sido utilizadas en todo el mundo como controladores biológicos de muchas pestes. Sin embargo, el avance de las invasoras con los otros factores que las amenazan pueden alterar la situación de las especies de vaquitas de San Antonio nativas.

¿Dónde habitan las poblaciones nativas de la especie?

“Estamos investigando si las poblaciones de las especies nativas están variando a lo largo del tiempo y en distribución, y cuáles son los efectos de las especies exóticas invasoras y sus avances.

Por ejemplo, recientemente se detectó a la vaquita asiática multicolor en Esquel, provincia de Chubut, que no estaba presente en 2020. Ese dato es una señal que deberá ser analizado con mayor profundidad”, comentó la investigadora.

En el equipo también participan Guillermo González, Ramiro Ripa, Florencia Baudino, Florencia Nuñez, Cecilia Frasca, y Luciana Ammassari. Han contado con subsidios de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, el Conicet y la National Geographic Society.

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