Una especie invasora de mosquito portador de malaria de Asia y resistente a los insecticidas se está propagando en África y podría suponer una amenaza en las ciudades muy pobladas, según advierte un nuevo estudio científico.
En el continente, que registra la gran mayoría de las muertes por paludismo en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el parásito se transmite principalmente en zonas rurales por el grupo dominante de mosquitos Anopheles gambiae.
Sin embargo, el mosquito Anopheles stephensi, que durante mucho tiempo ha sido uno de los principales propagadores de la enfermedad en ciudades de India e Irán, tiene capacidad para reproducirse en los suministros de agua urbanos, lo que significa que puede prosperar durante la estación seca.
Mosquito invasor
Un nuevo estudio ha vinculado ese mosquito invasor con un brote urbano sin precedentes de malaria en Etiopía, la evidencia más convincente hasta la fecha de que el insecto, que está expandiendo rápidamente su área de distribución, podría causar infecciones en áreas de África con tasas de enfermedad previamente bajas.
La investigación, presentada este martes en Seattle (EE.UU.) en la Reunión Anual de la Sociedad Estadounidense de Medicina Tropical e Higiene (ASTMH), se basa en los informes de un gran aumento sospechoso en los casos de paludismo en el vecino Yibuti desde 2013.
«La malaria en África generalmente se asocia con las estaciones de lluvia en las áreas rurales, pero este mosquito produjo un aumento de diez veces en las infecciones de malaria en sólo tres semanas en un área urbana durante una estación seca», afirmó uno de los investigadores del estudio, Fitsum G. Tadesse, biólogo del Instituto de Investigación Armauer Hansen en Adís Abeba.
«Además, a diferencia de los mosquitos que normalmente transmiten los parásitos de la malaria en África, este es mejor conocido por su capacidad para prosperar en contenedores de almacenamiento de agua hechos por el hombre, como los que se ven en los vecindarios urbanos en rápida expansión», señaló Fitsum en un comunicado.
El brote etíope ocurrió en Dire Dawa, ciudad de unos 500.000 habitantes en el este de Etiopía que normalmente registra sólo unos 200 casos de malaria al año.
Pero entre enero y mayo de 2022, cuando las lluvias son escasas y las infecciones son muy inusuales, se reportaron unos 2.400 casos.
Una investigación realizada por Fitsum y sus colegas encontró que la oleada fue causada por el Anopheles stephensi.
Resistente a los insecticidas
También constataron que el mosquito era resistente a los insecticidas más comúnmente usados para controlar la malaria a través de mosquiteras y fumigación de interiores.
Esos insectos nunca se vieron en África hasta 2012, cuando se informó de su presencia en Yibuti, un pequeño país de aproximadamente 1 millón de personas que, en ese momento, había estado cerca de eliminar la enfermedad.
Los mosquitos probablemente llegaron en contenedores, según Fitsum, pero no parecían ser una amenaza significativa hasta 2020, cuando se sospechó que eran la causa del número cada vez mayor de infecciones de malaria en Yibuti desde 2013.
Ahora, las nuevas pruebas de que fueron la fuente del brote de Dire Dawa, junto a evidencias recientes de la presencia del mosquito invasor a miles de kilómetros de distancia en Nigeria y en África occidental, está aumentando la preocupación por la apertura de un nuevo frente en la larga batalla de África contra la malaria.
Según los investigadores, África sufre el 95 por ciento de las 627.000 muertes anuales por paludismo en el mundo, y la mayoría de las víctimas son niños menores de 5 años.
«Este no es como ningún otro mosquito portador de malaria que hayamos visto antes en África», declaró Sarah Zohdy, experta de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
«La capacidad de este mosquito para persistir en la estación seca y en entornos urbanos tiene el potencial de alterar el panorama de la malaria en África» y hacer que la enfermedad se convierta en un desafío no sólo rural, sino también urbano, agregó Zohdy.
El paludismo es una enfermedad causada por parásitos que se transmiten a las personas por la picadura de hembras infectadas del género de mosquito Anopheles.
Los primeros síntomas (fiebre, cefalea y escalofríos) suelen aparecer a los 10-15 días de la picadura del mosquito y, aunque pueden ser leves, de no recibir tratamiento pueden desembocar en un cuadro clínico grave y causar la muerte en 24 horas.