Cuando los arqueólogos encuentran una casa de la Edad de Hielo en plena Rusia, su primera interpretación normalmente se vincula con la supervivencia, especialmente en los duros meses de invierno. Eso era así al menos hasta que los investigadores de la Universidad de Exeter encontraron una estructura de hace 25.000 años hecha con huesos de mamut y que se ha convertido en la más antigua hallada en la región.
Los restos descubiertos en el yacimiento de Kostenki, situado a orillas del río Don, al sur de la ciudad de Voronézh y a unos 500 kilómetros al sureste de Moscú, han proporcionado evidencias de que las personas que residieron en esta ‘vivienda’ “quemaron madera como combustible”, según explican los especialistas en un artículo publicado en la revista Antiquity .
Las personas residentes en este edificio quemaron madera como combustible
Este edificio, el primero que se encuentra de este tipo en los últimos 40 años, además de ser el más viejo encontrado en el lugar también es uno de los más grandes, con un diámetro que alcanza los 12,5 metros. Para realizar esta construcción, los humanos cazadores y recolectores necesitaron “cientos de huesos que consiguieron de al menos 60 mamuts”.
En excavaciones anteriores ya se habían encontrado dos casas similares, pero más pequeñas, excavados por primera vez en la década de 1950 y ubicadas a unos 20 metros de la vivienda hallada ahora y que se levantó durante el momento álgido de la última Edad de Hielo (técnicamente llamado el Último Máximo Glacial).
Levantar esta residencia tuvo que representar un gran esfuerzo para unos cazadores-recolectores que iban constantemente de un lado para otro para sobrevivir. “Los sitios con estructuras circulares de hueso de mamut, que son muy pesados, son muy impresionantes por la inversión en tiempo y energía que se tiene que destinar para construirlos”, asegura a La Vanguardia el doctor Alexander Pryor, autor principal del estudio.
Cuando los arqueólogos encontraron la primera evidencia de que esta gente había estado quemando madera dentro del edificio entendieron que la ‘casa’ pudo servir como refugio durante los duros inviernos, cuando las temperaturas podrían haber alcanzado los 20º bajo cero. El problema es que las excavaciones no han sacado a la luz otros signos de ocupación a largo plazo como herramientas o elementos de actividad doméstica.
“Claramente (la estructura) significaba algo para ellos, y es muy probable que tuviera un elemento ritual, aunque también funcionara con algún tipo de propósito práctico”, añade Pryor. Los arqueólogos ya tenían constancia que, desde hace unos 22.000 años, las personas del paleolítico superior de Europa del Este habían construido grandes espacios circulares con miles de huesos de mamut.
Las dos pequeñas viviendas halladas inicialmente en Kostenki han sido estudiadas intensamente para tratar de esclarecer su función y, cuando en 2014 se encontró esta tercera ‘casa’, los investigadores aprovecharan las novedosas técnicas de estudio -como la flotación- para intentar encontrar nuevos detalles que aportaran luz al misterio.
La flotación, que todavía estaba en pleno desarrollo hace 60 años, utiliza agua y tamices (coladores) para separar el material arqueológico del suelo, permitiendo la recuperación de pequeños artefactos y revelando miles de artículos diminutos que podían haber pasado desapercibidos en exploraciones anteriores.
“Así encontramos pedazos de tejido vegetal blando que se encuentran típicamente en raíces o tubérculos comestibles que forman parte de la dieta de las personas“, indica Pryor. “Estos hallazgos ilustran cómo nuestros ancestros se adaptaron para sobrevivir en ambientes hostiles e hicieron uso de los recursos que encontraron a su alrededor“, añade.
“Investigaciones anteriores han tendido a centrarse en los elementos estructurales: los huesos, los hoyos que los rodean… Nosotros nos hemos centrado en los restos recogidos mediante un cuidadoso tamizado de sedimentos y, por primera vez, estamos comenzando a aprender sobre un lado previamente oculto de la actividad humana en estos sitios”, apunta Pryor a La Vanguardia.
Otra de las peculiaridades encontrada durante el análisis de esta ‘casa’ es que es la primera vez que se ha identificado madera carbonizada -evidencia clara de fuego de leña- en una estructura ósea de mamut. “Esto demuestra que los árboles todavía estaban presentes en el paisaje a pesar de las duras condiciones climáticas de la época”, afirma Alexander Pryor.
Es la primera vez que se ha identificado madera carbonizada en una estructura ósea de mamut
La hipótesis más aceptada hasta el momento era que los cazadores-recolectores construían estos edificios con huesos de mamut porque los árboles eran raros en el entorno local. En cambio, parece que su uso como materiales de construcción fue una elección deliberada, en lugar de un último recurso. Lo que todavía no está claro es si los restos eran de presas “cazadas y asesinadas por humanos” o si fueron “rescatados de animales que murieron por causas naturales”.
“El edificio de Kostenki también parece demasiado grande para ser una vivienda”, concluye Pryor. Su opinión es que pudo ser utilizado para almacenar alimentos, algo vital para sobrevivir a la Edad de Hielo (que comenzó hace 110.000 años y finalizó alrededor del 10.000 antes de Cristo), cuando no siempre se podía predecir cuándo se encontraría comida. Sin descartar el elemento ritual.