Qué es y cómo hacer compost casero

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El compost es el producto generado por la digestión con aire (aeróbica) de los residuos de comida. Normalmente se produce en grandes plantas de compostaje, donde también se consigue biogás, que puede ser usado como energía.

El compost contiene una mezcla de materia orgánica en descomposición con una gran capacidad fertilizante, al mismo tiempo que ayuda a estabilizar el suelo, secuestra carbono (menos emisiones de CO2) y mejora la retención de agua, entre otros beneficios.

Para poder hacer compost a nivel urbano es necesario separar en casa los residuos orgánicos y tirarlos en los contenedores específicos que tenemos en nuestros pueblos y ciudades. Pero también se puede dar el caso de que cultives plantas en casa y no quieras usar fertilizantes sintéticos.

¿Qué necesito para hacer compost casero?

El compostador es la pieza más importante a la hora de hacer compost casero. Este recipiente es el lugar donde se añadirá la materia primera, es decir, los residuos orgánicos, y donde se llevará a cabo todo el proceso de digestión.

Se puede comprar en tiendas especializadas y su precio dependerá del volumen que tenga y de la cantidad de compost que pueda generar.

Otra opción es construirlo en casa mediante el reaprovechamiento de materiales que tengamos como tiestos viejos, palets o cajones de madera para fruta.

Cuando se monte el compostador, habrá que colocarlo de forma que quede como si fuera un cubo, fijándolo al suelo. La parte superior del cubo se tiene que poder abrir para introducir los residuos y sacar el compost.

Una vez ya se tiene el compostador, sea comprado o fabricado en casa, es necesario saber qué se puede echar para crear el compost. En general todo tipo de materia orgánica sirve para conseguir compost: cáscaras de huevo, peladuras de frutas y verduras, pieles de patatas, posos de café, ramitas, etc.

Pero sobre todo se recomienda que haya una gran variedad, puesto que no todos los productos se degradan a la misma velocidad. En este sentido, se dividen según:

  • Materiales de descomposición rápida: hojas frescas o restos de la siega de césped, etc.
  • Materiales de descomposición lenta: trozos de fruta y verdura, bolsas de infusiones, posos de té, restos de plantas, etc.
  • Materiales de descomposición muy lenta: hojas de otoño, ramas podadas, cáscaras de huevo y de frutos secos, carozos de frutas, etc.

También hay materiales que no se deben usar como ceniza de carbón o heces de perros y gatos, así como todos los materiales que no van al contenedor orgánico. Y hay otros menos recomendables, como la carne, el pescado y los productos lácteos, puesto que pueden oler más y atraer plagas.

Para poder obtener un buen compost, se recomienda que el material esté lo más triturado posible, para que el proceso sea más rápido, y que se alternen residuos orgánicos húmedos con secos y se ventile periódicamente la mezcla, para que no se pudra y quede un compost de peor calidad. Aun así, un cierto grado de humedad es necesario en la mezcla, así que se tiene que regar poco a poco sin llegar a empaparla.

Proceso de creación del compost

Una vez ya se tienen los materiales y el compostador, y para poder entender bien cómo se genera el compost, es necesario conocer cuáles son las fases del proceso que sufren los residuos orgánicos.

En total hay cuatro fases diferentes:

Fase mesófila

A temperatura ambiente, se vierten los residuos orgánicos en el compostador, donde crecen los microorganismos mesófilos y aumenta la temperatura hasta los 50-70 grados gracias a su actividad. El proceso puede durante desde unas pocas horas a algunos días.

Fase termófila o de higienización

Cuando la temperatura es suficientemente alta (por encima de los 45 grados, aparecen microorganismos de altas temperaturas (termófilos) que continúan el proceso de descomposición durante unos meses.

Fase mesófila o de enfriamiento

Pasado este tiempo, la temperatura vuelve a bajar y crecen de nuevo los microorganismos mesófilos. En ese momento se puede dejar bajar la temperatura o voltear la mezcla para homogenizarla y evitar que se enfríe.

Fase de maduración

Una vez se ha enfriado la mezcla, durante varios meses se deja reposar a temperatura ambiente, permitiendo la consolidación de los nuevos compuestos que se han generado y la aparición de nuevos microorganismos, así como invertebrados varios.

Una variante es el vermicompost, en el que gran parte del proceso de digestión también lo realizan las lombrices que se añaden al principio y que pueden incrementar la calidad del compost

Tras este proceso, el compost ya puede ser usado como fertilizante. El tiempo mínimo para tener un compost adecuado es de 2 o 3 meses, aunque en función del material que se use y de las condiciones del compostador puede se requieran más meses.

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