Los cerezos en Japón están floreciendo cada vez más temprano por el cambio climático

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La floración de los cerezos (sakura), un icónico símbolo de la llegada de la primavera en Japón, atrae anualmente a millones de visitantes al país asiático. Sin embargo, el cambio climático está alterando su calendario, adelantando su inicio y poniendo en riesgo la apertura de los capullos debido a olas de calor.

Este evento tradicional, que tiñe el país de blanco y rosa, solía ocurrir típicamente entre finales de marzo en el sur de Japón, principios de abril en el centro e incluso en mayo en el extremo norte. Sin embargo, las temperaturas récord están adelantando la floración a febrero.

Cambio de fechas promedio de la floración de los cerezos

Según Daisuke Sasano, funcionario de gestión de riesgos climáticos de la Agencia Meteorológica de Japón (JMA), la fecha promedio de inicio de la floración de los cerezos se ha adelantado aproximadamente 1,2 días por década desde 1953. Anteriormente, entre 1961 y 1990, la fecha promedio en Tokio era el 29 de marzo, mientras que entre 1991 y 2020, se adelantó cinco días, ubicándose el 24 de marzo, según Sasano.

En regiones menos urbanizadas como Okinawa o Hokkaido, el adelanto ha sido ligeramente menor, con 3 días y 4 días respectivamente. Sasano señala que este fenómeno no solo se debe al cambio climático, sino también a la urbanización y al desarrollo de las grandes ciudades.

Sasano afirma que el año pasado, el 14 de marzo, se registró una de las floraciones más tempranas, lo cual atribuye al calentamiento global combinado con la urbanización.

Para Kioto, una de las ciudades más turísticas de Japón y especialmente famosa por su floración, la JMA ha recopilado datos desde el año 1400 -a través de escritos de la época-, que muestran que en ese entonces, el sakura comenzaba alrededor del 11 de abril, mientras que en décadas recientes se ha adelantado a mediados de marzo.

Cuál es el riesgo para los capullos

Aunque existen variedades que florecen antes, como el kawazu, que abre sus flores en febrero, la JMA teme que un incremento en las temperaturas puede tener un efecto en la apertura de los capullos, que necesitan del frío para su formación.

“Después de florecer, las flores desaparecen durante el verano, una época en la que se forman los capullos, que deben exponerse al frío invierno o de lo contrario no podrán florecer en la próxima primavera. Existe el riesgo de que los capullos queden latentes si no hace suficiente frío”, añade.

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