Una barrera de burbujas de aire frena el plástico de las aguas de Ámsterdam

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Una primera barrera natural de burbujas, resultado del aire comprimido que sale de un tubo perforado que discurre por el fondo de un canal de Ámsterdam frena los plásticos, pero no los barcos ni los peces, antes de su llegada al océano, un proyecto que limpiará las vías fluviales de los desechos ocultos.

La primera Gran Barrera de Burbujas está instalada debajo del muelle de Westerdok, un distrito histórico de Ámsterdam, y al suponer una pared natural formada por burbujas de aire, no interrumpe la vida fluvial: los peces tienen vía libre para seguir circulando por el agua y los patos saltan una y otra vez las burbujas.

La corriente canaliza la basura a una plataforma de recogida a un lado del canal y otros dos barcos esperan para recoger los restos que flotan en la superficie.

Se coloca en forma diagonal un tubo con agujeros en el fondo de un río o un canal y se bombea aire a ese tubo, por cuyos agujeros se eleva una cortina de burbujas. “Gracias a su posición diagonal y a la corriente del río, estas empujan las piezas de plástico y basura hacia arriba y hacia un lado”, explica a Efe Philip Ehrhorn, desarrollador técnico y coinventor de la barrera.

Es como una manguera para regar el jardín, pero con agujeros, añade Ehrhorn. Tiene 60 metros de largo y frena los plásticos que, empujados por la corriente, fluyen a través de todo el canal situado en la parte trasera de la Estación Central de Ámsterdam, una ruta habitual de los barcos turísticos.

Las burbujas son claramente visibles desde la orilla y el mecanismo no produce ruido alguno a los residentes. Además, esta barrera no solo captura piezas de gran tamaño, sino también partículas de plástico de hasta 3 milímetros de tamaño, que están por debajo de la línea de flotación y son especialmente perjudiciales para la vida actuática.

Según las pruebas realizadas antes de la presentación de este proyecto, que todavía no tiene ni 24 horas en funcionamiento, al menos el 86 % de los residuos flotantes terminan en el sistema de recepción de basura.

La idea es instalar una barrera similar en los ríos, tanto en Holanda como en otros lugares, porque los canales “tienen una peculiaridad” y es que la corriente no se mueve siempre en la misma dirección, por lo que hay que controlar constantemente el sistema, al menos durante los próximos tres años, hasta entender los cambios y efectos de la pantalla de burbujas.

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