Cómo es Península Mitre, hogar de la “selva marina” en Argentina

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La Península Mitre, en el sureste de la isla Grande de Tierra del Fuego, alberga uno de los ecosistemas marinos más productivos del planeta gracias a la gran concentración de macroalgas Macrocystis Pyrifera, que funcionan como una suerte de “selva” acuática al capturar carbono y liberar oxígeno en el agua.

“A nivel global son uno de los ecosistemas más productivos y se estima que almacenan 173 millones de toneladas de carbono anualmente, el doble de lo almacenado en todo el Amazonas”, explicaron desde la Fundación Rewilding Argentina, que realizó la primera expedición científica con investigadores y buzos argentinos a Península Mitre a propósito del Día Mundial del Océano, que se celebró 8 de junio.

Desde la Fundación Rewilding Argentina publicaron el informe de su expedición, en el que consta que la Argentina cuenta con uno de los últimos refugios de algas kelp del planeta: casi el 50% de todos los bosques de Macrocystis Pyrifera de Argentina se encuentran en Península Mitre y en la vecina Isla de los Estados.

“Hasta entonces los estudios sobre esta región eran muy escasos, especialmente en relación a los bosques de macroalgas y su contribución a la regulación climática global”, sostiene un comunicado de la Fundación en el que se explica que los bosques de macroalgas son las selvas del mar y estas algas gigantes “son responsables de capturar carbono y liberar oxígeno proporcionando gran parte del oxígeno que respiramos”.

Durante la expedición también se comprobó que la abundancia de algas gigantes, erizos de mar y estrellas de mar alrededor de Tierra del Fuego no ha cambiado en más de 45 años, lo que posicionó a los bosques de algas de la punta extrema de América del Sur entre los más prístinos de la Tierra.

El área de Península Mitre abarca una superficie de unas 300.000 hectáreas de tierra y 200.000 de mar. Hace más de 30 años que se busca declararla área natural protegida provincial, pero hasta la fecha el proyecto de ley no ha sido aprobado.

“Los bosques de macroalgas generan muchos servicios ecosistémicos: protección costera, frenan las olas y protegen a las costas de la erosión, absorben el dióxido de carbono, mitigan el calentamiento global, generan protección, refugio y alimento a muchas especies”, explicó María Bagur, doctora en biología e investigadora del Cadic-Conicet que participó de la expedición.

“Existen pocos lugares como éste, destaca, con un nivel de diversidad tan alta y tan poco impactado. Esto es impagable. Tenemos que conservar Península Mitre para poder mantener un lugar único en el planeta Tierra”, advirtió.

Otra integrante de la expedición, Julieta Kaminsky, licenciada en ciencias ambientales (Becaria doctoral Cadic – Conicet), opinó que la pérdida de un ecosistema con el de la Península Mitres nos privaría de “un lugar que tiene el privilegio de albergar uno de los ecosistemas marinos más productivos, que aporta numerosos servicios ecosistémicos fundamentales para hacerle frente a la crisis climática global y que está lejos del impacto crónico del ser humano”.

A finales de 2020 el gobierno de Tierra del Fuego emitió un Decreto para declararla de Interés Ambiental, Natural y Cultural, una categoría de conservación provisoria hasta tanto sea protegida de manera definitiva por ley. Hasta la fecha más de 190.000 personas firmaron una petición para la preservación de este ecosistema.

“Hoy sabemos que si no logramos globalmente desacelerar el aumento de las temperaturas del océano dentro de los próximos 100 años, el Mar Patagónico será uno de los últimos refugios de agua fría en la planeta. Proteger lugares como Península Mitre, no tiene relevancia solo a nivel provincial o nacional, sino que tiene un impacto global”, señalaron desde la Fundación.

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