Córdoba: dormir con los cóndores en el Parque Nacional Quebrada del Condorito

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El Parque Nacional Quebrada del Condorito se creó en 1996 y abarca un área de 37.364 hectáreas a las que se le suman 117 mil hectáreas de la Reserva Hídrica Provincial de Achala.

 
El proyecto fue partir en bicicletas desde el centro de la ciudad de Villa Carlos Paz hacia San Antonio de Arredondo y luego por ruta nacional 20 atravesar Mayu Sumaj, Icho Cruz y Cuesta Blanca para llegar a la rotonda que lleva hacia Copina.
 
Ese tramo de una decena de kilómetros atraviesa varios cordones serranos con elevadas y sucesivas pendientes de las llamadas “mata piernas” y por fin llegamos al primer desvío a Copina a 1.160 metros sobre el nivel del mar.
 
Poco después, un segundo desvío propone dos opciones: tomar la ruta vieja de los puentes colgantes o continuar por la ruta 20, nos decidimos por la segunda.
 
El primer descanso fue en el parador Copina ubicado a 1.030 metros sobre el nivel del mar para reabastecernos de agua. En ese punto comienza el ascenso con mayor pendiente sobre un faldón de las sierras. Desde lejos, se observa el camino de cornisa que intimida al más corajudo y que previamente fijamos como meta. Pampa pajosa, sector habilitado para acampar en un hermoso prado lleno de autóctonas flores blancas y amarillas.
 
Una marcada subida de 13 kilómetros separa del parador de la Fundación Cóndor ubicado a 1.636 metros sobre el nivel del mar, lugar elegido como segunda escala para recuperar energía con sabrosos sándwiches de jamón crudo. Desde el mirador del lugar se extienden excepcionales vistas de todo el valle y del lago San Roque, con las Sierras Chicas de fondo, y si el cielo está limpio de nubes se divisa hasta la ciudad de Córdoba.
 
El último tramo de ocho kilómetros hasta el paraje La Pampilla a 1.911 metros sobre el nivel del mar lo encaramos con un fuerte viento norte y hasta ese momento totalizamos un recorrido de 60 kilómetros en subida.
 
El acceso al Parque Nacional Quebrada del Condorito se encuentra detrás de una loma y en una pronunciada curva. Fue un chofer de ómnibus de larga distancia quien aportó las coordenadas y además valiosos datos de su experiencia.
 
Con ese asesoramiento encontramos a mano izquierda la tranquera blanca que con un cartel de madera que anuncia el ingreso.
 
Después de dos kilómetros y medio por camino consolidado arribamos al Centro de visitantes denominado Centro Operativo Achala a 1.850 metros de altura. Tras el registro solicitamos información para acampar mientras observábamos una muestra de murales y una maqueta de la reserva.
 
El lugar cuenta con una buena infraestructura sanitaria y un estacionamiento para quienes van en automóvil.
 
De nuevo en camino seguimos los carteles indicadores dentro del parque. Son diez estaciones a una distancia de 15 minutos cada una, con una buena señalización de los recorridos. A la ida tienen la silueta de un cóndor blanco y en el regreso, de color naranja luminoso, vital para la orientación en las frecuentes jornadas con niebla.
 
El sendero interno para bicicletas no tiene mucho mantenimiento y al seguir el relieve de la montaña, presenta muchos obstáculos. De tal manera que hay que realizar una conducción técnica que obliga a hacer algunos tramos a pie, sobre todo, cuando se llevan cargadas alforjas.
 
El último tramo antes de llegar a la zona de acampe se recorre entre altos pastizales y un hermoso paisaje que termina en un prado lleno de flores amarillas y blancas.
 
Después de casi ocho kilómetros se arriba a la zona denominada Pampa Pajosa (1.849 metros sobre el nivel del mar), área donde se puede acampar y así comenzamos a armar la carpa.  
 
Unos mates, premiaron el considerable esfuerzo realizado y mientras el atardecer sobre la quebrada nos deleitaba. 
 
Una bandada de chingolos, loicas, perdices y zorzales rápidamente se acercó en búsqueda de las migas que dejamos a nuestro alrededor. Tal su mansedumbre que llegaron a pararse en nuestras zapatillas sin ningún temor. 
 
En la inmensidad de la noche los zorros también merodearon el campamento en el afán de encontrar alimento.
 
Panorámica desde el Mirador de la Fundación Cóndor, ubicado a 1.636 metros sobre el nivel del mar. Abajo, la vastedad de la Pampa de Achala.
 
La oferta del Parque Nacional es muy amplia. Tiene más de 37.000 hectáreas y nos decidimos por los dos circuitos clásicos: el Balcón Norte y el río Condorito. El resto quedó para otra oportunidad.
 
El sendero al Balcón Norte discurre en la parte alta de la montaña con algunos desniveles, marcados con carteles que hacen referencia a la avifauna del sector y entre los tabaquillos, hermosa especie arbórea de la reserva.
 
Los cactus florecidos, nos condujeron hasta el primer balcón, sector donde se comienza a observar la Quebrada del Condorito y donde es recomendable descansar y contemplar la maravilla de la naturaleza.
 
Al descender por la ladera se llega al Balcón Norte, lugar para la observación del vuelo del cóndor. Un macho grande volaba por delante de lo que parecía ser un pichón, y giraba delante nuestro ayudado por las térmicas.
 
El vuelo del cóndor se impone ya que con las alas abiertas, dicen que puede llegar a unos tres metros. Allí nos quedamos extasiados hasta que llegó un concurrido contingente a los gritos y puso en fuga a las aves.
 
Emprendimos el retorno hacia el cruce de senderos para bajar al río Condorito, por una senda agreste con mucho desnivel que demanda por lo menos unos 40 minutos descenderla. 
 
Cruzamos la pasarela y un puente ubicado a 1.300 metros sobre el nivel del mar y nos dirigimos a unas de las playas de piedra y arena para retozar bajo el sol. Un baño de agua helada nos recuperó del esfuerzo y el sol nos abrigó. Comenzamos una subida lenta para observar cada rincón y descubrimos líquenes, helechos y ramas retorcidas de los tabaquillos que felizmente cubren las quebradas.
 
Ya arriba, en el arroyo cargamos agua de la más pura en los Camel Back para consumir en el campamento.
 
Mientras cruzábamos vertientes, pensamos que estábamos en la fábrica de agua de Córdoba: la Pampa de Achala. Ver el hilo de agua que luego se une y termina río es emocionante pero despierta la conciencia de su fragilidad y la absoluta dependencia de estas fuentes para la vida.
 
Cerramos el día mientras observábamos el movimiento de las nubes que se transformaban de a poco.
 
Cambio de clima y regreso
Con la noche llegó el silencio, salvo las ranitas contestaban a los truenos mientras el cielo se iluminaba. El viento rotó al sur y comenzaron a caer las primeras gotas seguidas de un aire frío y luego un diluvio.
 
La carpa estaba armada detrás de una gran piedra que sirvió de protección del fuerte viento del sur. De repente cesó la lluvia, un trueno hizo vibrar el terreno y comenzó una gran caída de granizo que golpeaba la carpa, que desde dentro se escuchaba con un ruido ensordecedor y pronto un cordón blanco la envolvió.
 
El amanecer permitió ver los efectos de la tormenta, las flores no estaban más y en su lugar se amontonaban las piedras mientras persistía una fina llovizna.  
 
Conformes con el comportamiento del equipo se decidió levantar campamento y partir.
 
Se recorrieron los kilómetros que separan del Centro de Visitantes entre nubes bajas, un suelo lleno de hielo y pequeños cursos de agua.
 
Sobre la ladera de la quebrada nos sorprendieron las numerosas cascadas que hacían más bello el lugar.
 
Registramos nuestra salida y tomamos la ruta.
 
Cuando las ruedas de las bicicletas comenzaron a andar por el asfalto se registró un nuevo chaparrón que acompañó hasta las puertas de Villa Carlos Paz. 
 
El agua nos corría por el cuerpo debajo de la ropa pero con la energía que requiere el pedaleo se compensó la temperatura corporal.
 
La travesía, a la hora del balance final, fue el de una hermosa experiencia de cara a la naturaleza, cuya armonía se convierte en una escuela de vida que enseña a valorar el patrimonio natural y respetar sus ciclos.
 
Lo que hay que saber
Distancias. Desde Córdoba al Parque Nacional Quebrada del Condorito hay 90 kilómetros. Para quienes vayan en ómnibus se puede llegar con las empresas Ciudad de Córdoba y Coata, hasta el paraje La Pampilla.
 
Acceso al área norte desde La Pampilla: dos kilómetros y medio hasta el Centro Operativo Achala donde se registra el ingreso de visitantes, se obtiene información, hay estacionamiento gratuito y sanitarios de uso público. 
 
Horarios de ingreso: desde las 9 hasta las 16 de lunes a viernes Fines de semana hasta las 18. Las visitas son gratuitas y no se permite entrar con mascotas.
 
Clima: con grandes variaciones térmicas entre el día y la noche, vientos fuertes y bajas de temperatura rápidas. 
 
Para tener en cuenta: no se puede hacer fuego en el parque y se sustituye con calentadores. Se puede beber el agua de las vertientes y arroyos hervida.
 
Información. E-mail: [email protected]
 
http://www.condoritoapn.com.ar/

La Voz del Interior

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