Río Negro: el ‘Circuito Chico’ de Bariloche tiene de todo y a bajo costo

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Si bien el recorrido total hasta el regreso al centro de la ciudad es de unos 60 kilómetros, sus principales atractivos están un tramo medianamente circular de unos 20 kilómetros, formado por la ruta 237, o avenida Exequiel Bustillo, y la ruta 77.

 
Es este circuito menor, que empieza en el kilómetro 18 (desde el punto cero en el centro de la ciudad), donde se unen esas rutas, el que muchos realizan en bicicleta o a pie, luego de trasladarse hasta allí en bus de línea, aunque algunos ciclistas van directamente desde el casco urbano.
 
Se trata de un paseo de bajo costo, porque aunque está en las propuestas de todas las agencias de turismo, es fácil hacerlo por cuenta propia o en colectivo, con varias paradas y caminatas.
 
En el primer tramo, a la derecha se ve una franja de playas, residencias y hospedajes, con prolijos jardines, y amarraderos junto al inmenso espejo azul del lago Nahuel Huapi, con el fondo de montañas con algunos picos nevados allende la otra orilla.
 
Después del céntrico puerto San Carlos, está el Club Náutico y los erizados mástiles de sus veleros apuntando al cielo; Playa Bonita, con la Isla Huemul al frente y, algo más adentro, la Isla de las Gallinas; Puerto Moreno y el Brazo Campanario del lago.
 
Sobre la izquierda están las laderas y el faldeo urbanizados, con parques y baldíos de altos cipreses y coníferas, además de los jardines teñidos de amarillo en esta época por las retamas en flor y, en el kilómetro 17, la base del Cerro Campanario, donde funciona una aerosilla que lleva hasta su cima.
 
Desde el mencionado empalme vial y debido al carácter circular del paseo, se puede tomar hacia el norte o el sur, en este último caso por el borde del Brazo Campanario, luego el nacimiento del istmo de Península de San Pedro y Puerto Pañuelo.
 
Desde este puerto se puede hacer una excursión lacustre a Puerto Blest o Isla Victoria, en el mejor de los casos en la tradicional Modesta Victoria, nave emblemática de Bariloche, que el mes pasado cumplió 75 años desde su botadura.
 
Poco antes de bajar al puerto, desde la 237 se ve -como en una de las más conocidas postales de Bariloche- el imponente edificio del Hotel Llao Llao, que también cumplió sus ‘Bodas de Brillantes’ en noviembre, y sobre una empinada loma a la izquierda de la ruta se encuentra la Capilla de San Eduardo, de igual edad.
 
Este templo fue diseñado por el reconocido arquitecto Alejandro Bustillo -lo mismo que el Llao Llao-, en un estilo montañés europeo, con detalles neogóticos, paredes de piedra y en su frente en forma de aguja se destaca la cobertura de troncos de cipreses, mientras el interior alberga el friso ‘Retablo’, de Raúl Soldi.
 
También ofrece una vista panorámica del lago, Puerto Pañuelo y sus aguas de varios tonos turquesas donde resaltan los catamaranes blancos, bordeado de vegetación verde y amarilla y, hacia el sur, el lago Perito Moreno tras las canchas de golf del hotel.
 
Tras pasar junto al Llao Llao, ya por la ruta 77, se ve el Chalet Soria Moria, de diseño escandinavo de mediados del siglo XX, donde funcionó la primera ingeniería de satélites de Invap.
 
El siguientes espacio es el Parque Municipal Llao Llao, con sus senderos entre bosques de coihues, maitenes, cipreses y ñires, bordeados por un sotobosque cerrado de enredaderas, arbustos y cañas colihues, entre otras especies.
 
Ese ambiente húmedo y fresco es un buen relajante para quienes caminan o pedalean bajo el sol impiadoso y el aire seco que se respira en la ruta.
 
Más adelante está Villa Tacul, con sus prolijas casas y una pequeña playa de arena antes del Lago Escondido a la derecha, y el puente Angostura, sobre la unión del Nahuel Huapi y el Moreno.
 
Allí, vale la pena subir al mirador del cerro Llao Llao, que abarca los lagos Moreno, los brazos Tristeza y Blest del Nahuel Huapi, y los cerros López, Capilla y Millaqueo.
 
Tras pasar por el Cementerio del Montañés y cruzar el arroyo López, está la opción de desviar por la ruta 79 un sendero de mediana a alta dificultad conduce hasta el refugio de la cumbre del cerro López.
 
Por esta misma ruta, se puede seguir hasta Colonia Suiza, pueblo fundado por inmigrantes de ese país llegados desde Chile, donde hay un famosa feria de artesanos y se puede degustar el curanto, una comida de origen indígena que se cocina bajo tierra.
 
Si se dispone de menos tiempo se pueden descartar las dos últimas opciones y, tras pasar el arroyo, continuar por la 77, que bordea el Moreno en un franco ascenso hasta siguiente punto panorámico.
 
El Mirador del Lago Moreno domina el istmo entre éste y el Nahuel Huapi, con los tejados del Llao Llao que destacan sobre el verde claro y los azules de sus aguas, y Puerto Pañuelo al fondo.
 
Pese al movimiento y barullo de vendedores de artesanías, comidas y baratijas estacionados en ese punto estratégico, la postal que ofrece el lugar merece que se le dedique un buen rato.
 
Para culminar este circuito sólo resta cruzar el puente sobre el istmo que divide el lago Moreno -un lugar ideal para la pesca- y pasar por la pequeña laguna El Trébol para tomar la avenida Bustillo ya rumbo a la ciudad.

Alejandro San Martín
Télam

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