Portugal es un país especialmente rico en árboles monumentales y tiene la legislación más antigua de Europa sobre este tema. Su territorio está abierto al Atlántico pero también se ve influido por el clima mediterráneo, posee una gran diversidad geológica y paisajística y, además, su historia ha favorecido la introducción de especies exóticas de otros continentes.
A pesar de todas estas condiciones favorables, “aún queda mucho por hacer en lo que respecta a la identificación, difusión y protección de este gran patrimonio natural”, afirmó Raquel Fernandes Pires Lopes, estudiante de doctorado en el Departamento de Biología de la Universidad de Aveiro quién está comenzando a desarrollar un proyecto llamado ‘Arbolado clasificado de interés público en el Portugal continental’.
En la actualidad, el Instituto de Conservación de la Naturaleza y Forestal contabiliza 470 ejemplares aislados y 82 conjuntos de árboles en el Portugal continental en un registro disponible para su consulta pública.
Sin embargo, “por desgracia la protección no es una garantía de conservación, ya que a veces sufren el abandono de sus propietarios y actos de vandalismo o de negligencia por desconocimiento, como vemos en redes sociales o en los propios lugares”, señaló la experta.