La fruta con 20 veces más vitamina C que la naranja que frena el envejecimiento y reduce la fatiga

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Aunque habitualmente cuando pensamos en alimentos ricos en vitamina C nos vienen a la mente las naranjas, lo cierto es que hay otros muchos que tienen la misma cantidad o incluso más de esta vitamina.

Por ejemplo, en la misma cantidad de alimentos (se suelen considerar 100 gramos), tienen más vitamina C la papaya, el kiwi o las fresas que las naranjas. Sin embargo, ninguna de estas frutas llega a los extremos de la acerola, que tiene unas 20 veces más que las naranjas.

La acerola es un fruto pequeño, parecido a una cereza, pero más pequeña, con un sabor intenso y ligeramente ácido. Aunque no es demasiado conocida, cada vez se va haciendo más habitual. El mejor momento para consumirla es durante septiembre, que es cuando empieza su maduración, que dura aproximadamente un mes. La concentración de vitamina C en la planta varía y es más elevada antes de estar madura del todo.

Beneficios de la acerola

La mayor parte de los beneficios de esta fruta derivan de su gran concentración en vitamina C, un nutriente esencial en nuestra dieta. Uno de los beneficios más conocidos de esta vitamina es su capacidad para contribuir al correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune, se usa tradicionalmente para evitar resfriados y catarros, y también reduce la susceptibilidad a infecciones.

La vitamina C reduce la fatiga, protege las mucosas y potencia la absorción intestinal del hierro (ideal para las personas con anemia), interviene en la formación de colágeno, mejorando la apariencia de la piel, pero también como componente estructural de las articulaciones y los vasos sanguíneos. También interviene en la síntesis de neurotransmisores, como la dopamina.

Además de la vitamina C, la acerola es también antioxidante, porque es rica en fenoles, taninos o carotenoides. Se puede considerar la acerola como un alimento antienvejecimiento y que refuerza el sistema inmunológico gracias a sus compuestos fenólicos.

Siempre es recomendable priorizar el consumo de vitamina C natural en lugar de la que nos aportan los suplementos, porque en la misma dosis que en la de síntesis, su acción es mayor, se absorbe más y se elimina menos, y es 2,6 veces más antioxidante que la sintética.

Las necesidades diarias de una persona están entre los 80 y los 100 miligramos por día en las personas adultas. Una dosis demasiado alta de vitamina C puede ser un problema en caso de padecer gota o cálculos renales, pero en general, si se consume una cantidad mayor a la recomendada, el cuerpo se encarga de expulsarla gracias a que es una vitamina hidrosoluble. Es antioxidante, pero un exceso de vitamina C puede hacer que resulte oxidante.

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