El martes por la noche ingresó a la casa de Gran Hermano una nueva y especial integrante: París. Se trata de una perra de raza galgo, que deberán cuidar los participantes.
La historia del animal, al igual que la de la mayoría de los ejemplares en el país, está ligada al dolor y una crudeza que, afortunadamente, se terminó con la prohibición de las carreras en 2016.
A París la rescataron en el 2022 y tiene entre 6 y 7 años. Cuando finalice el reality, cualquiera de los participantes podrá adoptarla.
La historia de París
Según relataron, a París la abandonaron en la calle en la zona de General Villegas, provincia de Buenos Aires, cuando estaba a punto de parir. Días después dio a luz y todos sus cachorros fueron adoptados, menos ella.
Además, por el maltrato que recibió durante mucho tiempo, perdió la visión de su ojo izquierdo.

“Sin duda alguna, todos los participantes estarán encantados de cuidar de ella como lo merece”, agregó.
Si bien se la veía temerosa y tímida, tanto los espectadores como los participantes esperan que, con el correr de las horas, se acostumbre y comience a recibir cuidados y mucho amor.
La importancia de adoptar galgos
Detrás de prácticamente todos los perros galgo, seguramente haya una historia conmovedora y con cicatrices. Porque la mayoría fueron rescatados de los galgueros, personas que los utilizaban para correr carreras (prohibidas por ley desde 2016) clandestinas.
La industria de las carreras de perros está plagada de problemas de bienestar animal, como muertes, lesiones y dopaje.

Por eso, tras la prohibición, la mayoría de los animales, adultos, quedaron desamparados y con secuelas.
En ese sentido, es fundamental todavía insistir con el llamado a la conciencia y difundir el mensaje de la adopción responsable.
Los galgos, por otra parte, son una raza de perros que suelen ser tranquilos, cariñosos, sensibles, inteligentes y muy sociables. Se llevan bien con otras razas de perros, gatos y chicos.