Incluso en los lugares más secos de la Tierra existe algo de humedad en el aire, y disponer de una forma práctica de extraer dicha humedad podría ser clave para la supervivencia en tales sitios tan áridos. Ahora, unos investigadores han demostrado que un nuevo sistema de extracción para tales escenarios puede funcionar.
El logro es obra del equipo de Evelyn Wang, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, y Eugene Kapustin, de la Universidad de California en Berkeley, ambas instituciones en Estados Unidos.
El nuevo dispositivo, basado en un concepto que el equipo propuso por vez primera el año pasado, ha sido ensayado ahora en el sequísimo aire de Tempe, Arizona, confirmando el gran potencial que tiene el nuevo método, si bien todavía queda mucho trabajo hasta llevar el proceso a la escala óptima. Tempe está situado cerca del borde norte del desierto de Sonora.
Se han llevado a cabo algunas mejoras notables sobre el concepto inicial.
El sistema, basado en unos materiales relativamente nuevos con una alta área de superficie, llamados armazones organometálicos, o MOFs, por sus siglas en inglés, puede extraer agua potable incluso del aire más seco de un desierto, con humedades relativas tan bajas como el 10 por ciento.
Existen desde hace tiempo tecnologías para extraer agua de aire muy húmedo, como los sistemas que la obtienen de la niebla y que se han desplegado en diversos lugares costeros.
También existen formas, de gran consumo energético y muy caras, para obtener humedad a partir de aire seco. Obtener agua a partir de la niebla, algo que se emplea en bastantes países, como por ejemplo Chile y Marruecos, precisa de aire muy húmedo, idealmente con una humedad relativa del 100 por cien. Pero ese aire saturado de agua solo es habitual en regiones muy concretas.
Otro método de obtener agua en regiones secas consiste en enfriar una superficie para que el agua se condense sobre ella, como ocurre en el exterior de un vaso de cristal en un día caluroso de verano, pero se requiere mucha energía para mantener dicha superficie a baja temperatura, pudiendo además no funcionar con una humedad relativa inferior al 50 por ciento. El nuevo sistema no tiene estas limitaciones. Por tanto, podría proporcionar una forma novedosa de obtener agua limpia y dulce en casi cualquier lugar de la Tierra, extrayéndola directamente de la humedad en el aire.
El dispositivo de prueba fue alimentado solo mediante luz solar, con buenos resultados. Aun tratándose de un aparato pequeño, preparado tan solo como demostración del concepto, si se aumenta su escala, su producción sería equivalente a más de un cuarto de litro de agua por día por kilogramo de MOF. Con una óptima elección del material, la producción podría ser tan alta como hasta tres veces la de la actual versión.
El dispositivo carece de partes móviles. La actual versión solo puede ser utilizada de una forma completamente pasiva y con grandes cantidades de luz solar. Sin embargo, en versiones adaptadas, será también posible una operación continuada mediante la utilización de fuentes de calor abundantes como la biomasa y el calor residual.
El equipo examinó el agua producida por el sistema y no encontró rastros de impurezas. Pruebas con un espectrómetro de masas mostraron que nada de los MOFs se filtra hasta el agua. Ello demuestra que el material es efectivamente muy estable, y que puede obtener agua de alta calidad.