A base de plantas: 4 restaurantes porteños con productos vegetales

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Nueva York, Barcelona, Buenos Aires… la tendencia de productos vegetales o a base de plantas, aterrizó en el país de las parrillas y promete una estancia prolongada.

Si bien el término fue creado en 1983, su origen dista mucho de la concepción actual, pues el bioquímico nutricional Thomas Colin Campbell estaba estudiando los beneficios de la alimentación basada en plantas sin imaginar que su trabajo sería fundacional para una moda que se extendió por todo el mundo.

Esta tendencia de productos vegetales, hoy se presenta como un fenómeno global contundente: la alternativa para una alimentación más natural.

La idea no es servir reemplazos literales de la carne ni emular platos conocidos, sino ofrecer originales y sabrosas propuestas propias.

La comida del futuro con productos vegetales

Dicen algunos sobre un fenómeno que prescinde de las tradiciones gastronómicas para dar paso a una experiencia sensorial más completa en línea con la necesidad de reducir el impacto ambiental.

A continuación, cuatro restaurantes porteños donde disfrutar de una comida a base de plantas.

Gioia, cinco estrellas en cocina botánica

El emblemático restaurante del Palacio Duhau-Park Hyatt Buenos Aires reabrió sus puertas en 2021 con una transformación total: cocina vegana basada en productos vegetales, es sustentable y amigable con el planeta.

Para ello, trabajan en modo colaborativo con productores locales que respetan prácticas conscientes y sustentables.

Y si bien comer en un hotel cinco estrellas siempre se siente lujoso, aquí lo que destaca es “disfrutar de una nueva propuesta, salir de la zona de confort, descubrir nuevos sabores y dejarse sorprender”, según explica María Eugenia Motter, gerenta de Marketing y Comunicación del hotel.

Gioia, el primer restó de la cadena Hyatt en todo el mundo en ser cien por ciento basado en productos vegetales –sí, y está en la Argentina–, ofrece una carta que se actualiza en cada estación, organizada en cereales y legumbres, hongos, vegetales y postres, y pensada para compartir y probar un poco de todo.

Nuestra recomendación, el carpaccio de hongos escabechados con salsa de pistacho fermentado y barbacoa de ciruela y el aguachile de tomate reliquia, frambuesas y haba tonka. Ofrecen, también, un muy buen desayuno.

Amador Cantina: elegante, próximo y con buenos vinos

Con la idea de crear un concepto basado en plantas apto para todo público, las mentes detrás de Amador se inspiraron en los platos que una persona que no consume animales pediría en una cantina.

Con ese espíritu y con la convicción de ser totalmente honestos, “sin hacer que el producto imite otra cosa”, es que desarrollaron una carta que se adapta a la disponibilidad estacional.

En este restó de Palermo la estrella es el papillotede hongos con crema de especias.

“Es el alma de Amador, donde todo tiene un poco de performance: te abren el papel, tiran una cremita y después un crocante de garbanzos”, describe Denise Siciliano, y aclara que en diciembre estrenaron las medias porciones, para permitir un mayor recorrido por la carta.

Para acompañar el menú, cualquiera de las etiquetas de la excelente carta de vinos, con variedades de las regiones vitivinícolas del país.

Con una ambientación muy elegante diseñada por Estudio Ries (Citadino, Orno Olivos) y hasta manteles –casi una especie en extinción en la gastronomía porteña–, el lujo se siente al cruzar la puerta, pero el objetivo es que cada vez más personas se animen a probar la propuesta.

Sacro, un viaje (veggie) mágico

Desde diciembre de 2018, este restaurante ofrece un escape de la ciudad en pleno Palermo, con una carta a base de plantas y hongos “inspirada en cuatro pilares: creatividad, innovación, calidad e ingredientes espectaculares”, según explican.

El menú está lleno de opciones sorprendentes que reflejan “la geografía de nuestro hermoso país, que es una herramienta a nuestro favor”, con productos de todas las regiones acorde con la disponibilidad de “los productores y huertas locales que brindan productos tan orgánicos y estacionales como es posible”.

La carta está dividida en snacks, platos suaves, fuertes y dulces, y tiene ya clásicos, como la empanada de carbón activado y la palta masala, y otros imperdibles, como los kimchi dumplings.

Completa la propuesta una coctelería de primer nivel (en verano, imperdible el Lemon Pisco, un cóctel sutil, alimonado, con lavanda y muña andina).

Entrar a Sacro es salir de Buenos Aires. “Buscamos que sientan estar en un viaje y abrir así sus percepciones para disfrutar la experiencia culinaria”, aseguran.

Para eso es clave el ambiente meticulosamente curado para destacar la obra de artistas latinoamericanos y muebles de diseño contemporáneo diseñados exclusivamente para el restaurante.

Fifí almacén, una propuesta relajada

Desde su inauguración, el restaurante de Palermo tuvo las plantas como protagonistas para ofrecer una alimentación nutritiva.

Pero después de la pandemia evolucionó naturalmente a una carta cien por ciento a base de plantas, hongos, algas y bacterias.

“Hacemos una cocina centrada en la importancia de la materia prima, apoyada en una constante búsqueda creativa y valores éticos relacionados con la sustentabilidad y el bienestar colectivo”, explica Luciano Combi.

Durante el día, la carta es informal y apunta a platos equilibrados y de estación, con el Súper Bowl y el sándwich de gírgolas como sus estrellas.

Los fines de semana, la apuesta es el brunch con variedad de opciones dulces y saladas.

Pero el secreto está en las noches de los jueves, viernes y sábados, cuando el spotse transforma (luces bajas verdes le dan un toque único al local) con una carta de platitos para compartir, como las tater tots de papa y garbanzo y el katsu sando de gírgolas, y una variedad de vinos sensibles (naturales) por copa o botella, con etiquetas que van desde Malbec hasta Pét-Nat de Naranjo.

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